"El cardenal Ceferino González no dejó de leer, de escuchar, de pensar y estudiar porque estaba lleno de celo por la verdad".

El que fuera una de las grandes figuras españolas de la Filosofía del Derecho en el siglo XIX, un lavianés de fe inquebrantable que abordó "empresas intelectuales amplias y complejas", fue ayer el protagonista del discurso del catedrático Ángel Sánchez de la Torre como nuevo miembro de la Real Academia de Jurisprudencia de Asturias.

Sánchez de la Torre, nacido en Ribadesella en 1929 y una de las referencias del Derecho Natural y de la Filosofía del Derecho, profesor en las universidades de Valladolid, La Laguna, Valencia y la Complutense madrileña, doctor honoris causa por la Universidad de Burdeos y autor de un libro -entre otros muchos- que es de los cabecera en su materia ("Los griegos y el Derecho Natural") entró en la Real Academia de Jurisprudencia con un canto a la intelectualidad de quien logró que sus numerosos cargos eclesiásticos a lo largo de tres papados no perturbaran sus estudios, escritos y reflexiones.

Fermentaciones sociales

Fray Ceferino González (1831-1894), sacerdote en el año 1854, obispo de Córdoba en 1875 y cardenal en 1883 y arzobispo de Sevilla y Toledo, supo vaticinar el cáncer larvado de la vieja Europa, la fermentación de problemas que iban a desembocar décadas más tarde en las tragedias de dos guerras mundiales, revoluciones sociales y un letal puñado de guerras locales.

Lo recordó el catedrático de Derecho Internacional Privado de la Complutense José Antonio Tomás Ortiz de la Torre, el encargado ayer de pronunciar el discurso de bienvenida del que fue su primer profesor en la recién inaugurada Facultad de Derecho, en Madrid, en 1957, construida en apenas un verano y a base de tres turnos de trabajo. "Fray Zeferino, a él le gustaba escribir su nombre con zeta, anticipó visión de futuro". José Antonio Tomás se preguntó qué pensaría el cardenal de esta Europa, ya metida en el siglo XXI, y en general de este mundo "de guerras, de crisis como las de los refugiados, de constantes violaciones del Derecho Internacional".

Ambos ponentes reivindicaron la riqueza de la Filosofía asturiana en un siglo XIX de permanente descrédito español. Ceferino González reinaen esa época sobre una amplia nómina de filósofos como Martínez Marina, Martínez Vigil, Pidal y Mon o Fernández Cuevas.