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EDUARDO GONZÁLEZ VIAÑA | Escritor peruano, catedrático emérito en Oregón (EE UU)

"Trump no es un personaje político, es una enfermedad norteamericana"

"Los peruanos saben lo que robó Fujimori, pero votan a su hija porque el padre hizo obras y Humala no hizo nada"

Eduardo González Viaña, en Oviedo. LUISMA MURIAS

Eduardo González Viaña (Chepén, 1941), escritor peruano, catedrático emérito en la Western Oregon University y articulista de LA NUEVA ESPAÑA, vive con preocupación el proceso de elección de los dos candidatos que disputarán la Presidencia de Estados Unidos. Como hispano residente en EE UU, le preocupa especialmente la figura de Donald Trump.

-¿Quién es Trump?

-Trump no es un personaje político, es una enfermedad norteamericana.

-¿Tiene posibilidades de ganar?

-Espero que no, pero todo puede ocurrir. Será el candidato republicano, pero el propio establishment del Partido Republicano no lo quiere. Incluso Wall Street considera que puede poner a EE UU en la peor situación posible con un gobernante de esa naturaleza. Con las actitudes que puede tomar ante una guerra, por ejemplo.

-¿Representa a los estadounidenses?

-Yo diría que es un mal norteamericano. Representa en realidad al "gringo pobre". Al blanco perdedor, al "looser" que generalmente tiene un nivel educativo muy bajo. Ése es su perfil de votante, el que tiene que buscar un chivo expiatorio: los emigrantes.

-Pese a que EE UU está construido con emigrantes.

-Al cien por cien. Si algunos estados plenos de inmigrantes, como Florida, se independizaran, serían una potencia dentro del mundo. Lo mismo pasa con California. He sido director de departamentos universitarios de Lengua Moderna y he visto cómo iba desapareciendo la necesidad de estudiar alemán francés o italiano en provecho del estudio del español.

-¿El "fenómeno Trump" lo creó la crisis económica?

-No. La crisis ya está superada, no hay conciencia de crisis en EE UU. Lo que ocurre es que Trump es capaz de expresar lo que estos tipos no pueden expresar. Frases contra las mujeres, por ejemplo. Como cuando aludió a la menstruación de la periodista de la Fox que le estaba entrevistando. El blanco pobre quisiera decir esas cosas. Quisiera decir: "Negro de mierda", "sudamericano de la porquería", quisiera decir "maricón". Este señor está diciendo lo que esta gran mayoría quiere decir.

-En el lado opuesto, Sanders. El demócrata "socialista". ¿Qué opina?

-Pero fíjese a qué se llama socialismo en EE UU. El otro día llegó un señor a arreglarme las puertas corredizas de mi garaje. Era una señor de mi edad. Le dije: "Creo que somos del mismo club". Quería decir que tomábamos el mismo fármaco contra el colesterol los treinta días del mes. La ración mensual nos cuesta 300 dólares. Le reconocí que yo tenía seguro y no tenía que pagarlo. Él confesó que lo no tenía. Le dije: "No te preocupes, con el seguro del presidente Obama (El 'Obamacare') tú vas a tenerlo". Pero me respondió: "Yo no estoy con el presidente Obama, eso es socialismo". Le expliqué que muchos países de Europa tenían ese sistema de Seguridad Social y pregunté cuál era su lógica para rechazarlo, pues no iba a tener que pagar más que 5 dólares. Me respondió: "Si yo pago cinco dólares, un rico tiene que pagar 295, y yo no le robo a nadie". Ése es el raciocinio simplista de estas personas. Ya no sólo el seguro. Los propios impuestos son socialistas porque hacen que todos paguemos igual.

-También hay un proceso electoral en marcha en su país, Perú. Sorprende que, tras el pasado corrupto de Fujimori, su hija Keiko haya obtenido tan buenos resultados en la primera vuelta. ¿Cómo se explica?

-La cosa comienza cuando el Perú elige a Alberto Fujimori. Y lo eligen entre dos personas. Por una parte, un peruano que es uno de los más ilustres de nuestra historia, que es Mario Vargas Llosa. En frente está Fujimori, un hombre semianalfabeto. Es un hombre que pronuncia mal el castellano, hijo de japoneses, criado en condiciones muy precarias. La otra vez lo eligen frente al exsecretario general de las Naciones Unidas Pérez de Cuéllar...

-¿Por qué?

-Es un problema de identidad. La masa dice: este hombre blanco, culto, apuesto, me refiero a Mario Vargas Llosa, este hombre que dentro de veinte años estará enamorando a una bella, no me representa. A mí me representa ese chinito, Fujimori. Hay un poco de eso. Se dicen: elijo a ese chinito que habla como yo, que es tan vulgar como yo.

-¿Y para votar a Keiko con ese pasado familiar?

-Aquí hay otro elemento importante. Uno es el desprestigio que la democracia ha ido adquiriendo en estos años en Perú. Después de salir de una dictadura como la de Fujimori, espantosa, con muertos y robos, donde se calcula que el botín daría para darle un millón de soles a cada uno de los habitantes de Lima (9 millones) aún votan a Keiko. La gente sabe lo que pasó. Pero se dicen: sí, robó, pero también hizo obra. La democracia para ellos no hace obra. La democracia para ellos es Ollanta Humala, el personaje más insípido y más ridículo de la historia de Perú. Prácticamente durante 5 años no hemos tenido presidente.

-¿Qué está escribiendo ahora?

-Estoy haciendo una novela sobre el Inca Garcilaso de la Vega. Nosotros lo consideramos el primer peruano. Para mí es el ejemplo de lo que tiene que ser un intelectual. Un intelectual siempre tiene que ser valiente, tiene la obligación de ser valiente. En todos los momentos hay impedimentos para que escriba o para que publique.

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