¿Qué puede llevar a un padre a abusar y coaccionar sexualmente a niñas de 11 y 12 años, la misma edad de su hijo? El perfil de un pedófilo o un pederasta es complejo. Es una persona con un claro trastorno sexual que en un momento determinado no puede controlar y sólo busca su propio placer para sentirse desarrollado. Pero ¿qué pasa con sus víctimas? ¿Cuáles son las consecuencias del abuso sufrido? Son múltiples y muy graves, y lo que es peor, para toda la vida.
Un langreano de 49 años ha aceptado 17 años de prisión por corrupción y abuso de menores. Consiguió del móvil de su hijo de 11 años el número de teléfono de una compañera de clase y a través de ella el de varias más. También el de otra niña de León y a través de ella el de otras cuantas menores más.
Contactaba con ellas por WhatsApp, haciéndose pasar por un joven adolescente, Manu o Jose, según el caso, residente en León o Barcelona, en función de la identidad que utilizase. Les enviaba centenares de mensajes hasta que se ganaba su confianza y entonces les decía que estaba enamorado y que le enviaran fotografías vestidas, en bikini, desnudas, fotos de sus pechos, de sus genitales... Si se negaban les amenazaba con quitarse la vida, porque eso significaban que ellas no le amaban a él. Luego la cosa iba a mayores, y les pedía vídeos de contenido sexual, que compartía por internet con otros pedófilos a través del programa de intercambio de archivos Ares.
El detonante
Miguel Ángel Perianes, vicedecano del Colegio de Criminólogos de Asturias, asegura que el perfil de un pedófilo es muy difícil de determinar. "El delincuente padece un trastorno sexual del que es consciente y que trata de ocultar. Vive pendiente de todas las circunstancias que le rodean para ocultar sus instintos, y las redes sociales son un campo de experimentación y placer para ellos porque les facilita ese secretismo".
Pero hay un momento determinado en que alguna circunstancia hace que sus mecanismos de control se alteren. En el caso de este langreano, "ha desarrollado un mecanismo de captación que se ha desarrollado cuando su hijo alcanzó la edad de las personas deseadas. Aunque para fijar el detonante con seguridad habría que saber si hubo antecedentes anteriores", afirma Perianes. "Un pedófilo sólo se quiere dar satisfacción a sí mismo, aunque sea haciendo daño a los demás, porque es cuando logra su meta cuando se siente desarrollado", añadió.
Si el perfil de un pedófilo es importante, para el Colegio de Criminólogos de Asturias lo es mucho más el de la o las víctimas. "Ellas no tienen ninguna culpa. son niñas, menores, y por ello muy influenciables. Pero habrá quien las intente criminalizar por lo ocurrido, con lo que estas pequeñas sufren una victimización secundaria", explicó el vicedecano.
"Las consecuencias de los hechos para estas niñas son de todo tipo. El delincuente nunca las podrá reparar, pero socialmente tampoco hay medios para una reparación satisfactoria, cuando la protección de estos menores frente a este tipo de delincuencia es responsabilidad de toda la sociedad", añadió Perianes. El Colegio de Criminólogos de Asturias está trabajando y centrando sus esfuerzos en programas de prevención de delitos y de posibles tratamientos para prevenirlos. "Lo más importante para un criminólogo es la recuperación de la víctima, aunque tengamos que conocer el perfil de los delincuentes para poder prevenir", afirmó.
