En febrero de 2013, la Policía detuvo a cinco miembros de una misma familia gitana afincada en una casa de Ceruyeda, en la zona rural de Avilés. Los agentes se incautaron de una cantidad mínima de heroína, pero contaban con varios testigos, toxicómanos, que admitían haber comprado droga en esta casa, incluso haberse "colocado" en un trastero de la vivienda.

Cuatro de los familiares se han sentado esta mañana en el banquillo de la sección segunda de la Audiencia Provincial para responder de un presunto delito contra la salud pública, por el que el fiscal solicita cuatro años y medio de prisión a cada uno.

Sin embargo, dos de los toxicómanos cuyo testimonio sirvió para cimentar la acusación han evidenciado una gran falta de memoria. "Yo no le dije a la Policía que les hubiese comprado una papelina. Yo venía andando de Illas cuando me pararon. Llevaba una papelina porque soy consumidor habitual. Si me cogen por la tarde, me encuentran otra. Lo suelo coger en Gijón a unos amigos. A la Policía, cuando me para, le dijo cualquier cosa para que me suelte", ha dicho S. G. D.

Otro testigo, J. L. I. R., también ha negado haber comprado a la familia. "Yo fui hasta allí con un amigo para hablar con ellos porque estaban vendiendo un coche y queríamos negociar", ha dicho. También le encontraron una papelina. "La había comprado en La Calzada", aseguró.

Otros dos testigos ni se presentaron, pero han sido convocados para mañana martes, día en el que se reanuda el juicio. La defensa ejercida por Ana G. Boto ha solicitado que se aplique la atenuante de dilaciones indebidas antes del inicio del juicio. Los acusados se han negado a declarar a la fiscal y solo se han ratificado en la declaración que prestaron ante el Juzgado de instrucción número 3 de Avilés, en la que negaban que traficasen con heroína.