La rotonda de La Doriga (Salas) fue ayer escenario de una imagen espeluznante: la cabeza de un lobo decapitada colgó atada a una señal de tráfico desde primera hora de la mañana. En los últimos meses se han vivido situaciones similares en diferentes puntos de Asturias. En concreto, el pasado 14 de mayo apareció un cánido colgado en una señal de Lena. La acción de ayer es una muestra más de la guerra abierta entre los ganaderos, desesperados por los ataques del lobo a la cabaña ganadera, y los defensores de la especie.

El hecho fue denunciado ayer por la asociación de vigilantes privados del Principado de Asturias (Avispa), que calificó la acción de "dantesca" y "execrable". El coordinador general del colectivo, Jorge Cuesta, señaló que "son acciones furtivas totalmente condenables que demuestran la crueldad con las especies no cinegéticas y la fauna salvaje por parte de auténticos delincuentes, que únicamente persiguen intereses espurios y crematísticos de particulares en un afán de venganza desmedida y altamente peligrosa, más propia de psicópatas y enfermos mentales que de ciudadanos".

La protesta surge tras un año de intensos ataques de lobo a la cabaña ganadera en el Suroccidente, de Allande e Ibias a Grado. La zona de Salas y Belmonte está siendo muy afectada por los lobos y también en las parroquias mosconas de San Juan de Villapañada y El Fresno. Los ganaderos señalan que se producen daños todos los días. "Esto no es defendible, yo diría que más que un acto de protesta es un acto de desesperación porque no tiene sentido poner ahí la cabeza de un lobo pero hay gente que está perdiendo el pan día a día en el monte", afirma Santiago García, presidente de la asociación de ganaderos del concejo de Grado.

En su opinión, es preciso un plan de gestión que permita la convivencia de lobos y explotaciones ganaderas en Asturias: "Cada vez estamos peor, llevamos cinco años de pérdidas constantes y mucha presión económica, la gente así no puede salir adelante". Más si cabe, detalla García, si la región se enfoca hacia el turismo de naturaleza: "El paisaje lo hacemos los ganaderos, pero sin nosotros no hay paraíso natural". García insiste en la necesidad de una nueva gestión para el lobo.