El sol de junio iluminó una sesión corta y cortadora en la que las defensas descartaron testigos del juicio Marea, programado hasta principio de agosto, quizá en defensa propia. Desde que empezó han caído de cartel más de treinta testimonios y da gusto ver a una veintena de personas punteando cómo se reagrupan declaraciones y se reajusta el calendario.
El sol de junio puso casi toda la luz en una sesión en la que el consejero delegado de Tartiere Auto no explicó cómo es posible que coches para la cliente María Jesús Otero (exdirectora general de Planificación y Centros de Educación) y para Arturo Verano (exdirector general de Recursos Humanos en la misma consejería) fueran pagados por el también cliente Almacenes Pumarín pero sí afirmó que quien entregó un talón recibió un recibo y dejó claro que la empresa quiere vender coches y que se los paguen. En una empresa que vende mil coches anuales nadie recordaba las circunstancias de venta y la relación de caras y bastidores de cinco vehículos hace 8 o 9 años.
El sol de junio también iluminó a la directora del Archivo Histórico de Asturias, subordinada en tiempos de Marta Renedo, la funcionaria que más acusaciones reúne en este juicio y que moteja el caso. La directora de 28 kilómetros de información y 9 trabajadores prefiere trabajar con interinos que con subcontratas pero la administración no. A ella esos contratos con ASAC le fueron dados por Renedo, los consignó como debía y los vieron otros administradores. No sabía que una de las contratadas era cuñada de Carlos Madera, entonces director general de Promoción Cultural, ni podía saberlo por los apellidos ni pregunta esas cosas a ningún empleado.
El sol de junio no evitó el mal rollo entre la defensa de Marta Renedo y la del Principado de Asturias, con un ataque relámpago del primero sobre la segunda fuera de la sala y una queja al juez, dentro. El letrado se siente llamado mentiroso por la letrada. El sol de junio tampoco le quitó el aire de invierno al exconsejero José Luis Iglesias Riopedre.
