Unos tocando el silbato y otros regalando jamón y sidra a todo "quisqui". Así se manifestaron ayer funcionarios y bomberos por las calles de Oviedo para hacer visibles una vez más sus quejas. Los empleados públicos reclaman una rebaja de su jornada laboral -o lo que es lo mismo, recuperar las 35 horas de trabajo- y los bomberos, mejoras en la organización, que se cubran las plazas vacantes y condiciones laborales más favorables. Aunque en esta ocasión, el colectivo no buscaba tanto encender la polémica como apagar las quejas a tantas semanas de movilizaciones. La mayoría de ellas, además bastante subidas de tono. Aunque habrá quien las eche de menos, ayer, por suerte o por desgracia, el personal cortó jamón sin enseñar ni una pizca de su tableta.

Los funcionarios, por su parte, fueron más convencionales y se movilizaron por las calles de la capital con pitos y pancartas. Tampoco faltaron los gritos y los megáfonos: "Jornada 35 horas, por el empleo y la calidad asistencial". "Lo que queremos es recuperar lo antes posible la jornada que eliminó Rajoy. Ahora mismo estamos trabajando entre 37,5 y 40 horas semanales", explicó el presidente de la junta de personal, Nicolás González, acompañado por un centenar de manifestantes. "Entendemos que desde la Administración regional no se dio una respuesta a esta agresión que sufrimos, pese a llamarse el partido que gobierna, socialista y obrero", agregó. Con ganas de seguir hablando, González manifestó que "no sólo no se ha conseguido reducir el déficit, sino que se han destruido puestos de trabajo y se ha producido un deterioro de los servicios", espetó.

La protesta, que partió a las seis de la tarde de las consejerías de Llamaquique, finalizó una hora después ante el edificio de Presidencia. La movilización, como era de esperar, causó una gran atasco en las calles Santa Susana y Marqués de Santa Cruz al estar cortados los accesos a Uría. La concentración fue secundada por cuatro de los cinco sindicatos con representación en la junta de personal: CCOO, USIPA, CSIC y la corriente sindical de Izquierda, menos UGT.

El recorrido fue seguido por multitud de curiosos, aunque las caras de sorpresa no fueron tantas como en la espicha organizada por los bomberos. Quién iba a pensar que después de varios días de exhibiciones de cuerpo, ahora iban a dar de comer y de beber en pleno centro de Oviedo. En un improvisado chiringuito, instalado frente a la Junta General, sirvieron durante toda la mañana queso, jamón y culetes "asgaya".