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En favor de María Jesús Otero

Un comentario sobre "la corbata del Rey" relaja la sala con risas y unas risas tensan a la defensa de la exdirectora general de Planificación de Educación

En los juicios se ve la vida. Los testigos cuentan lo que vieron y, al hacerlo, se cuentan a sí mismos. Al que fuera director del instituto de Mieres se le notaba la autoridad que le subrayaba el tamaño: él no iba al trabajo a hacer amigos y menos entre proveedores. Los materiales elegidos sobre muestra que no le gustaban, no funcionaban o no eran los pedidos, se devolvían. Él no firmaba un albarán de una mercancía no recibida. Las cosas claras y los colores, sufridos.

A la directora del colegio Ramón de Campoamor de Gijón en 2008 le tocó un desalojo de urgencia por unas grietas graves y contó esas apremiantes vicisitudes con un estilo tan administrativo que parecía hablar por escrito. El estilo administrativo no está exento de imaginación y ella imagina que el coste del imprevisto salió de otras partidas porque a esas alturas de curso ya está el presupuesto agotado. Para gastos de menos de 600 euros contactaba con Almacenes Pumarín, pedía tres presupuestos y se regía por el cueste lo que cueste, lo más barato. No vio prospecciones geotécnicas porque pusieron una valla.

El que fuera director del centro integrado de Avilés (cuando ya no mandaban los acusados Riopedre ni Otero, aclaró la fiscal), y antes jefe de servicio de Formación Profesional, no supo de irregularidades aunque es normal que haya incidencias en compras y entregas y es posible que alguna vez hubiera cambios con el expediente ya cerrado.

La jefa de sección de servicios complementarios fue tajante en que María Jesús Otero nunca le dijo a quién contratar ni a qué precio. También en que quien le daba órdenes directas era su jefa de servicio, no María Jesús Otero.

La funcionaria que llevó las relaciones institucionales y con los centros educativos en el gabinete de Riopedre tenía muy claro lo que no quería decir pero le costaba hacerlo. Ella no había comprado más que libros, bolígrafos y materiales docentes para regalos institucionales, nunca ordenadores, ni cámaras fotográficas ni obsequios para jubilaciones.

Su cautela la hacía defenderse de la abogada de la defensa de Otero que la había convocado como testigo favorable y la ruedecilla de la pregunta tropezaba en cada diente con la ruedecilla de la respuesta haciendo rechinar el engranaje del testimonio.

En los juicios se ve la vida, sí, pero, así como la vida no siempre se entiende, los juicios tampoco. La sesión de ayer era en defensa de María Jesús Otero y así lo entendieron el tribunal, la fiscal y los letrados, personas con carrera y oposiciones sacadas, pero un lego podía no notar que lo oído defendiera gran cosa a una exdirectora general de Planificación de la Consejería de Educación, que se encuentra en la calle porque pagó una fianza de 200.000 euros después de permanecer encarcelada 176 días en Villabona, acusada de adjudicar obras y servicios públicos a favor de empresas a cambio de recibir importantes sumas de dinero y de continuos cobros a lo largo de los años que la Fiscalía estima en 2, 5 millones de euros, como mínimo.

El lego no sabe qué construir con todas esas piezas pequeñitas.

Hasta un lego distingue el rebote de la defensora de Otero cuando se quejaba a otros abogados de "la falta de respeto" de la abogada del Principado, quien se reía mucho en el juicio mientras ella intervenía. Risa, lo que se dice risa, sólo hubo un momento, cuando la defensora de Otero pidió a la última y cautelosa testigo que comentara la visita de los reyes Juan Carlos y Sofía a Avilés para la apertura nacional del curso escolar 2006-07. El presidente del tribunal, Javier Domínguez Begega, pidió más concisión en la pregunta para evitar que se comentara "la corbata del Rey".

La observación tuvo gracia y dio esa risa de cole que se escapa cuando el profe suelta una y la clase está aburrida. Casi todos rieron. La letrada de Otero se quejó, ostentosamente, al salir de la sala y, muchas escaleras más abajo, fuera del edificio, de la risa de la letrada del Principado. Dos mosqueos con bronca inesperada lleva en dos sesiones la abogada del Principado de los defensores de Marta Renedo y de María Jesús Otero. En comparación con su vecino el edificio inteligente del Principado, el palacio de Justicia parece un edificio emocional.

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