Hace unas semanas fui a almorzar con un matrimonio amigo. Tienen varios hijos y algunos nietos. En el vestíbulo de su casa, un azulejo enmarcado con un adorno de hierro decía: "Dios, cuando vio que tenía muchas cosas que hacer, creó a las abuelitas." Me hizo gracia y tomé nota. Seguro que era un regalo de los pequeños. A esos buenos nietos, pensé, habría que decirles algo parecido a esto: Dios no necesita que nadie le ayude, pero ha previsto las cosas para que cada uno ponga sus habilidades y su trabajo a su servicio y al de los demás, para completar la obra de la creación; y también nos ha hecho partícipes de su poder creador para que podamos formar una familia, y que la vida humana siga en la Tierra y los hijos la ocupen, la pueblen y la cuiden.