La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

BEGOÑA QUESADA | Periodista, exasesora del Ministerio de Asuntos Exteriores, autora del libro "Alemania, el país imprescindible"

"Es un mito que en Alemania haya trabajo para todo el mundo"

"Los incumplimientos en la planificación de la obra pública que hay en España resultan impensables para un alemán"

Begoña Quesada. LNE

Oviedo, Marián MARTÍNEZ

Begoña Quesada, periodista, doctora en Relaciones Internacionales y exasesora de prensa del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, acaba de publicar su primer libro, "Alemania, el país imprescindible". Cargado de anécdotas y sensaciones, en su obra trata de introducir a los españoles en la realidad de una nación que se ha convertido en el corazón de las decisiones que mueven Europa.

-¿Se corresponde la imagen que tenemos en España con la realidad alemana?

-Generalmente la relación entre países está muy influenciada por los tópicos, y en el caso de Alemania la imagen que proyectan los medios de comunicación no la favorecen mucho. Una anécdota curiosa con la que intento explicarlo es la sensación que se tiene cuando llegas al país y no hablas el alemán. Cuando hay una discusión ¿qué se te viene a la cabeza? Las películas en las que los alemanes eran los personajes malos.

-¿Lo que más le gustó?

-Me sorprendió mucho la Alemania de las ideas. A la gente le encanta conversar, discutir, pero no para reñir, sino para intercambiar ideas. Son muy planificadores. ¡Cuánto piensan! Intentan preverlo todo. No les gusta la improvisación ni la espontaneidad, ni siquiera en vacaciones.

-Distinto a los españoles...

-Es impensable que en Alemania ocurriese algo como lo que está pasando en Asturias con la Variante de Pajares. Se acaba de inaugurar el túnel de San Gotardo, el más largo del mundo y que comunica directamente Zurich y Milán. Nadie aquí podría imaginar que no se cumpliese con lo prometido ni que ocurriese algo como en España. Todo estaba planificado y medido para que acabara cuando tenía que acabar y las cosas se hicieran bien.

-¿La burocracia es tan tediosa como en España?

-El choque del ciudadano con la Administración es igual en todas partes. Otra cosa es si hablamos de leyes. Aquí lo recogen todo al detalle. De hecho, la ley fiscal alemana es la que más volumen ocupa. Por ejemplo, las leyes de nacionalidad han cambiado y recoge todos los casos, subcasos y los subcasos de los subcasos. Y es que a la vez son muy prácticos. Por eso lo planifican todo, para resolver con calidad y en los tiempos establecidos.

-¿Cuál sería su primera advertencia a un español que se plantee ir a vivir a Alemania?

-La mayor dificultad es el idioma, porque si no lo hablas bien no te puedes apañar. Las frases son interminables y las palabras muy largas, y un cambio de una preposición supone decir algo totalmente distinto. No puedes saber de qué hablan por el contexto. Aparte del idioma, lo más difícil para los españoles es que Alemania es un país muy rígido y te tienes que adaptar a sus costumbres y a su forma de hacer las cosas. Por ejemplo, las reuniones tienen una estructura determinada y ya está, nadie se sale de ahí. Consultar el correo privado o el teléfono en horario laboral está muy mal visto, y nadie lo hace. En tu trabajo tienes que ser productivo, no distraerte, y eso sí, a tu hora en punto sales. No vale el presentismo ni pasar todo el día en la oficina para nada.

-¿Lo que más le chocó?

-La idea que tienen de que la responsabilidad común es también individual. Puedes estar en un pueblo de veinte habitantes esperando a cruzar con un semáforo en rojo y sin un coche en diez kilómetros a la redonda. Como cruces, algún vecino se asomará para decirte que no lo debes hacer. En el libro cuento cómo una señora le dijo a mi amiga que su niña ya era mayor para llevar chupete. Eso en España no ocurriría.

-Da sensación de vigilancia.

-En cierto sentido sí pero a cambio tienes la tranquilidad de que estás segura. A mí una vez se me olvidó el bolso en el banco de un parque con todo: cartera, tarjetas, carnés... Me dí cuenta al llegar a casa y cuando volví, allí estaba, igual que lo había dejado. Ellos entienden que las normas las tienen que cumplir todos.

-¿Cómo nos ven los alemanes?

-Como un país interesante, atractivo para el turismo y la cultura. Conocen a Goya, Dalí, el Camino de Santiago, la Sagrada Familia, Andalucía y sobre todo Mallorca, que la consideran la 17.ª región alemana. Nos ven como un país cercano, pero para descansar y jubilarse. No tengo la sensación de que nos vean como un país que destaque por la innovación, el diseño.

-¿Y qué piensan de los españoles como trabajadores?

-Pues les gusta y les sorprende que seamos tan trabajadores como ellos. No sé por qué.

-Muchos españoles se han ido a Alemania a buscar trabajo con la crisis.

-Es un mito que haya trabajo para todo el mundo. Hay minijobs, que para los de aquí sirven porque tienen muchas ayudas estatales para complementar lo que ganan. Pero si eres extranjero y no cuentas con esas ayudas, es imposible. Ni atan los perros con longanizas ni es un paraíso laboral.

-¿No recomendaría entonces ir a trabajar a Alemania?

-Sí, sí, por lo mucho y lo bien que se trabaja, con un estándar de calidad enorme y es una gran oportunidad de aprendizaje. Se tiene que plantear así, como un periodo de formación de buen hacer y calidad.

-¿Qué es lo que más echa de menos?

-La proximidad del mar. Uno no se da cuenta de lo cerca que estás en Asturias del mar estés donde estés hasta que vas fuera.

Compartir el artículo

stats