Las empresas de María Jesús Otero recibieron cientos de miles de euros de Almacenes Pumarín (APSA) e Igrafo, unas cantidades que, según los testigos que ayer declararon en la sesión del juicio del "caso Marea", iban directamente a cuentas que sólo gestionaba la que fuera directora general de Planificación de la Consejería de Educación. Se trataba de dinero que sus empresas de apartamentos turísticos recibían por diferentes conceptos y que, siempre según las declaraciones de ayer, Otero ocultaba a sus socios.

La primera sociedad, Buga, que vendía flor cortada y árboles ornamentales, la creó Otero junto a dos socios, María Teresa Álvarez y Nemesio Alonso, en 1988. Ahí comenzó todo. Más tarde se creó una empresa de apartamentos rurales, Cueto La Mazuga, y también una pequeña empresa de construcción, Alvaroter. Entre las tres compañías facturaron en 2004 más de 1.250.000 euros, según explicó el contable de Otero, Pedro Pablo Llavona, pero uno de los socios, Alonso, no recibió ni un solo euro, "porque trabajaba en otro sitio", pese a haber aportado 3 millones de pesetas para la constitución de la primera empresa.

La facturación era alta y buena parte procedía de Igrafo y Almacenes Pumarín, que en muchas ocasiones utilizaban los apartamentos rurales de Otero durante los fines de semana. "María Jesús me llamaba y me decía que iba a ir gente de estas empresas el fin de semana, pero que no era necesario que estuviese allí, que ella se encargaba de todo, y yo luego no veía las facturas ni nada", aseguró María Teresa Álvarez, que confesó que ya no era amiga de Otero después de muchos años, aunque sí seguía siendo socia.

También se habló en la sesión de ayer sobre dos coches que Otero vendió a su contable, Llavona, y a su socio, Alonso. Ambos los pagó Almacenes Pumarín, según consta en el sumario, aunque los beneficiarios aseguraron que ellos se los pagaron a Otero por transferencia bancaria.

La declaración más extensa fue la de María Teresa Álvarez, que explicó cómo en 1988 se quedó "viuda, sin trabajo y con cinco hijos" y por eso "María Jesús me ayudó y decidimos montar una empresa de flores para que yo tuviese trabajo". Otero la invitó "a viajes que yo no pagaba", según dijo su examiga, que se confesó "defraudada y engañada" por una de las principales imputadas en la trama. "No sé qué hago sentada aquí", dijo mirando al tribunal, y Otero, sentada tras ella, observándola.