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Retrospectiva

Belarmino Martínez, la leyenda

Uno de los más célebres montadores de moscas de salmón de la historia, consiguió que Asturias fuera conocida allí donde se pescara salmón a mosca

Belarmino Martínez, la leyenda

Belarnino Martínez, apodado cariñosamente Mino, ha sido uno de los mejores y más célebres montadores de moscas de salmón a nivel mundial. Hace ya algo más de 16 años que falleció, y sus moscas siguen considerándose obras de arte, auténticas joyas de pelos, plumas de colores, tinseles e hilos atados en un anzuelo.

Empezó a pescar a los 5 años por los ríos y arroyos de su tierra natal y con solo 14 años comenzó a hacer sus primeras moscas para

pescar truchas. Hombre tímido y sencillo, al que costaba sacarle las palabras, era querido por todos aquellos que tuvieron la suerte de conocerle. No fue hasta 1952 cuando pescó su primer salmón. Quiso la casualidad que al conseguir su segunda captura, un magnífico ejemplar de 10 kilos, estuviera presente, contemplando el lance, un aficionado que tenía un equipo de mosca inglés, quedando Belarmino prendado del mismo, especialmente de las moscas. Tal fue la admiración que le produjeron aquellas artificiales que, sin saber una palabra de inglés contactó con la casa Veniard, de las pocas que entonces vendía material de montaje, para pedir todo cuanto necesitara para confeccionarlas. A raíz de aquel primer contacto, fue recibiendo catálogos que, ahora sí, eran traducidos con la ayuda del entonces alcalde de Pravia.

Fue así como Belarmino empezó a montar sus primeras moscas. Los comienzos no fueron fáciles, la fama de las moscas inglesas hacía difícil dar salida a las suyas. Decidió enseñar a los pescadores dos moscas, una inglesa y otra montada por él, y que, sin saber la procedencia de cada una de ellas, fueran los propios aficionados quienes escogiesen. Prácticamente todos se decantaban por sus creaciones. De esa forma sus moscas empezaron a ser conocidas. Aquellos fueron los cimientos de la fama que años más tarde alcanzó.

Tal fue la popularidad que estaban adquiriendo sus creaciones que dejó su profesión de zapatero remendón para dedicarse por completo a la confección de moscas de salmón. Trabajaba en una pequeña mesa junto a la ventana de la cocina, en su casa de Pravia, sin torno, sujetando el anzuelo con una pinza artesanal y con un portabobinas casero. Como seda de montaje empleaba medias de mujer deshilachadas y enrolladas en una bobina, pues consideraba que eran muy elásticas, sumamente resistentes y la mejor forma de conseguir una cabeza bien formada. Aspectos que engrandece, aún más, el valor de sus artificiales.

Las creaciones de Belarmino se consideran auténticas joyas, especialmente aquellas montadas con pluma, actualmente más propias de coleccionistas que para pescar con ellas. Aparte de clásicos modelos como la Green Highlander, Jock Scott, Hairy Mary, Rusty Rat (su mosca favorita), etc., nos dejó una colección de modelos propios: Río Eo, Río Narcea, Río Navia, Río Cares, Río Deva, Río Ulla, Río Pas, Río Esva, Silver Martínez y Martínez Special. Como ya existía una mosca denominada Río Sella, prefirió no incluirla en su particular colección.

Su popularidad traspasó fronteras y la calidad y belleza de las moscas de Belarmino estaba en boca de pescadores de todo el mundo. Era poco conocido en su tierra, pero admirado y valorado fuera de nuestro país. En los años sesenta del pasado siglo, la prestigiosa casa Hardy le propuso trasladarse a Inglaterra para dirigir una factoría de montaje de moscas. Propuesta que rechazó por no salir del núcleo familiar de Pravia, y por no alejarse de su querido río Narcea. Joseph Bates Jr. le dedicó un capítulo en su libro “Fishing Atlantic Salmon: the flies and the patterns”, donde le considera uno de los mejores montadores de moscas de salmón del mundo. Michael D. Radencich referencia varias moscas de Belarmino en su libro “Salmon fly patterns” y desgrana fotográficamente el paso a paso del modelo Río Narcea en “Twenty Salmon Flies”. También fue protagonista de numerosos artículos en revistas de Estados Unidos, Canadá, Escocia, Noruega, etc.

Todo ello, junto con su faceta humana, llevó al Principado de Asturias a concederle, en 1993, la Medalla al Mérito en el Trabajo.

Con los escasos medios de que disponía, consiguió que sus moscas dieran la vuelta al mundo, consiguió que Asturias fuera conocida allí donde hubiera pescadores de salmón a mosca. Belarmino ha sido, es y será un personaje único e irrepetible. Un artista con letras mayúsculas. Aún habiendo recibido esa merecida Medalla al Mérito en el Trabajo, estamos lejos de reconocer su valía como realmente merece. Siempre hemos sido aficionados a ensalzar lo de fuera y valorar muy poco lo nuestro. Si no fuera así, ¿cómo es posible que todavía no haya un coto en el río Narcea con su nombre? ¿Cómo es posible que no se haga un memorial cada temporada en su recuerdo? ¿Cómo es posible que no haya un museo en su localidad natal? Un lugar donde puedan admirarse sus creaciones y ver aquellos rústicos utensilios que utilizaba para confeccionar las moscas, donde podamos contemplar los materiales que empleaba, donde aquellos libros y artículos que le dedicaron revistas extranjeras permitan que Mino tenga en la historia del montaje de moscas de salmón el lugar que por méritos propios le corresponde.

Perfil

Belarmino Martínez nació en 1919 en el Molino de Aranguín, en la localidad de Pravia, y falleció en marzo de 2000. Pese a los años transcurridos, hoy día se le sigue considerando uno de los mejores montadores, a nivel mundial, de moscas de salmón. En los años sesenta del siglo XX, la casa Hardy le ofreció dirigir una factoría de montaje de artificiales; ha sido referenciado en varios libros de montaje de moscas de salmón extranjeros y protagonizó numerosos artículos en revistas de pesca extranjeras.

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