Los testigos llamados por la defensa de Marta Renedo no le han echado esta mañana el cable que esperaba. Aunque uno de los funcionarios indicó que al menos dos de los trabajos que se atribuyen a la empresa de Marta Renedo, Implans Mounts, efectivamente se realizaron, también es verdad que a continuación, y entre las protestas de la defensa de la exjefa de servicio, dudó que los hubiese hecho la citada sociedad, "a la vista de lo que se ha sabido luego".

El funcionario en cuestión, Gustavo González Martínez, conformó al menos dos de las facturas de los trabajos de Impalns Mounts. Fue la propia Marta Renedo la que se las llevó. "Confías en esa persona y firmas", ha admitido. El funcionario que compulsaba la mayor parte de las facturas y elaboraba las resoluciones no podrá presentarse en el juicio, ya que ha fallecido.

Otros testigos echaron por tierra la teoría de Marta Renedo de que sus superiores estaban al tanto de lo que estaba haciendo (de hecho, el día de su declaración aseguró que era la "fontanera" de la que echaban mano sus jefes para cometer irregularidades). Tanto Paula Fernández Urdangaray, exjefa de la oficina presupuestaria, como Elia López González, que trabajaba a las órdenes directas del exdirector general de Modernización, Alberto Pérez Cueto, negaron que los superiores de Renedo pudiesen tener una idea cabal de los expedientes y de las empresas adjudicatarias que se les presentaban en los listados semanales de ejecución presupuestaria, puesto que eran numéricos.

"Es totalmente mentira que se hiciesen facturas falsas", afirmó tajante Paula Fernández Urdangaray. "No advertí ninguna irregularidad", añadió la funcionaria, dependiente en la época de los hechos de la secretaría general técnica de Cultura.

También declaró esta mañana María Jesús González Fernández, exjefa de servicio de Prestaciones en la consejería de Bienestar Social entre 2003 y 2007, que estuvo a las órdenes de Renedo. Se encargaba de tramitar las subvenciones a emigrantes y retornados, pero no estaba en las comisiones de valoración, en la que según dijo se seguía el criterio de los técnicos por indicación de la jefe de servicio. El momento cumbre de su declaración ha llegado cuando, preguntada si en las comisiones de valoración de las subvenciones no decidía en realidad una sola persona, la funcionaria ha respondido con un indicativo: "Bueno...".