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"Caso Marea"

Escuela de calor

La imagen del exconsejero Riopedre y su sempiterna bufanda da sofoco en la sala

José Luis Iglesias Riopedre. I. COLLÍN

La defensa de Marta Renedo llamó a un montón de funcionarios que se dividieron en dos grupos a la entrada y a la salida de la sesión de ayer. Media docena charlaba animadamente con la abogada del Principado y un par de ellas se reencontraban alegremente con su antiguo jefe, José Luis Iglesias Riopedre. La diferencia de temperatura en las relaciones personales se trasladaba también a la de la percepción del ambiente. Marta Renedo iba en pierna. Iglesias Riopedre mantenía la bufanda negra. Daba calor verlo en una antesala caldeada antes de entrar en una sala que no tiene aire acondicionado y en la que estaban citadas a testificar ocho personas que nunca se sabe cuánto van a tener que hablar. Acabaron siendo cinco testimonios rápidos pero entonces no se sabía.

La visión del consejero que se cuida del frío sofocaba, especialmente a unos letrados obligados a cubrirse con unas togas que no conocen el entretiempo ni el tiempo. Los letrados interurbanos saben que las togas de Gijón son diferentes, más ligeras. Aquí y allá hay que vestirlas sobre la chaqueta, para no sudársela al siguiente distinguido compañero. Algunas togas aún llevan una etiqueta de Confecciones Aro, que fue taller en la Argañosa y tienda junto a La Jirafa hace más de 40 años.

La sesión se liquidó en menos de una hora y trató del funcionamiento de los funcionarios, trabajadores públicos que tramitan, validan, informan, conforman, revisan, compulsan, fiscalizan, confían en sus superiores y que negaron algunas de las acusaciones de funcionamiento irregular, oídas a las defensas, no sólo a la de Renedo.

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