Asturias es una región maravillosa para caminar, y las rutas jacobeas, las grandes olvidadas entre sus sendas. En el más absoluto de los ostracismos durante años, la labor de unos pocos pioneros, que con su esfuerzo personal y entusiasmo rescataron los itinerarios, y la sorprendente afluencia de caminantes de afuera, atraídos por unos paisajes únicos, acabaron por redescubrirlas para los propios asturianos. Hoy constituyen un valor cultural a desarrollar. Al menos eso ya nadie lo duda. Para poner al alcance de todos los asturianos los senderos con más historia nace "Caminos del Norte", el coleccionable dominical de LA NUEVA ESPAÑA del que los lectores tienen entre sus manos la primera entrega. No es una simple guía, sino un completo y exhaustivo viaje a los orígenes. Para que Asturias se ponga, en todos los sentidos, en camino.

Serpenteando pegados a las playas orientales, cruzando en diagonal el interior hacia Grandas de Salime, descendiendo por los montes de Pajares hasta el cogollo de Oviedo, despidiendo Asturias a través de la rasa occidental, el Camino nunca defrauda. No hace falta adentrarse en territorios inhóspitos ni ascender a montañas lejanas para descubrir parajes insólitos. Entre Oviedo y Grado, por citar lo próximo al inicio ante San Salvador, un mundo nuevo queda al descubierto a la puerta de casa paseando por Las Regueras y las riberas del Nalón y del Nora. La entrada en Berducedo, venciendo el Palo desde Pola de Allande o salvando desde Borres (Tineo) la crestería de la alternativa variante de Hospitales, brinda momentos inigualables.

Sobre los caminos de Santiago por Asturias conviene romper de antemano unos cuantos prejuicios. El primero, que estamos ante un símbolo religioso. Sin duda hay personas que completan en la actualidad la ruta movidas por la fe, pero ni mucho menos una creencia incita al grueso de los peregrinos a andar. El Camino es sobre todo libertad: una opción personal, una búsqueda intransferible e íntima anclada en variadas motivaciones, desde las ansias de aventura a la curiosidad, desde el afán de conocimiento al disfrute de la Naturaleza, desde la meditación en silencio a las ganas de compartir trayecto con gente diversa.

La vertiente fervorosa tiene mucho que ver en la desatención por parte de las autoridades regionales que vivió la ruta, asimilada erróneamente a una opción confesional antes que a un interesante recurso socioeconómico. Y eso a pesar de que Galicia encontró hace mucho en el Camino una fuente de riqueza en torno a la que montar toda una industria cultural y turística, con el Xacobeo. Hay pueblos en el llamado trazado francés, por el sur de la Cordillera, que evitaron el despoblamiento gracias a los caminantes. Que un Ayuntamiento hoy de izquierdas y que se proclama laico como el de Oviedo esté volcándose en promocionar el Camino Primitivo, el original, dice mucho de cómo poco a poco van desmoronándose las resistencias y el recorrido trasciende cualquier misticismo.

Otro de los mitos a desmontar es el de la dificultad. La orografía de Asturias no facilita un recorrido plano y sencillo, pero las sendas jacobeas están al alcance de todos. De los deportistas muy preparados y de los niños, de los jóvenes y de los veteranos. De los que salen a andar en solitario y de quienes prefieren hacerlo con la pandilla de amigos o en familia. La guía que desde hoy pone al alcance de sus lectores LA NUEVA ESPAÑA, con una planimetría exhaustiva y subdivisiones de los tramos, permite además diseñar a la carta las caminatas. En las etapas oficiales, o en otras más llevaderas y cortas, acordes con el tiempo y las fuerzas disponibles. Incluso, alterando a conveniencia su orden. No hay reglas, no hay límites.

La información complementaria aportada, sobre hitos artísticos y monumentales o sobre alojamientos y hostelería, posibilita igualmente dosificar el ritmo en la acometida: de un tirón, en periodos discontinuos, los fines de semana, en distintas épocas vacacionales? Ésa es una de las grandezas del Camino: la capacidad de adaptarlo con facilidad a la medida de cualquiera. En la tarea de determinar objetivos asequibles, el nuevo coleccionable del periódico se revela como un instrumento muy útil, con descripciones precisas e información minuciosa. Hasta las fuentes en las que se puede beber aparecen detalladas.

En todas las autopistas francesas está señalizado el Camino de Santiago, una muestra de orgullo. En Asturias costó que estuviera marcada siquiera la senda misma, para que los peregrinos no se perdieran. En Francia no hace falta dar explicaciones sobre dónde quedan Galicia y el País Vasco. A Asturias, estratégicamente situada en medio de ambas comunidades, pocos en el extranjero la conocen, y eso que la primera ruta jacobea, la auténtica, nació aquí hace doce siglos. Nadie ha sido todavía capaz de convertirla en una referencia mundial pese a contar de partida con una doble ventaja: la pátina de la Historia y uno de los recorridos más bonitos y originales de cuantos desembocan en Santiago. Fue el primer trayecto que contribuyó a fraguar la identidad europea, que enlazó un racimo de reinos desunidos de Armenia a Portugal.

El Camino del Salvador, entre León y Oviedo, el más desconocido, abraza dos comunidades en una sucesión de contrastes: de la claridad y la sobriedad castellanas al festival de color y rugosidad cantábrico que tanto sorprendió a Ortega cuando cruzó en tren el túnel de la Perruca y Asturias alzó el telón ante sus ojos. El Camino Costero, entrando por el Deva y saliendo por el Eo, el más afectado por el avance del poblamiento, en particular en su franja central, sirve esplendorosa la Asturias que besa al mar. El Camino Primitivo, el que emprendió Alfonso II, de la Catedral a Fonsagrada, el que ronda un monasterio de Cornellana en reconstrucción o las ruinas de Obona, da testimonio de un vibrante pasado. "Caminos del Norte", en veinticuatro entregas, pretende convertir los tres en una excursión imprescindible para los asturianos. En un vértigo para los sentidos, en un embeleso como el que debió de experimentar un Stendhal conmovido ante la abrumadora colección de obras de arte de Florencia. Disfrútenlo.