La Unidad de Tratamiento de Identidad de Género del Principado de Asturias (UTIGPA) tiene abiertas más de 150 historias en la región de personas que padecen disforia, una incongruencia por sentir que forman parte de un género que no se corresponde con su cuerpo biológico.

El perfil, en el caso de Asturias, es el de una persona joven de entre veinte y treinta años, aunque que se dan casos de menores de dieciséis y también de una persona de más de setenta años, que ha sido la de mayor edad atendida en la Unidad.

La UTIGPA, que tiene su sede en el Área de Salud III del Sistema de Salud de Avilés desde su creación en 2007, ha sido presentada hoy por el equipo que la atiende en un acto celebrado esta tarde en el Centro de Servicios Universitarios, en el marco del Festival de Cine LGBTIQ organizado por el Niemeyer.

José Antonio Álvarez, el endocrinólogo de la Unidad, ha explicado que la proporción en Europa de transexuales femeninos -biológicamente chicos que se sienten mujer- es de casi tres veces más que los casos de las biológicamente mujeres que se sientes hombres.

Sin embargo, en el caso de Asturias, esa proporción está prácticamente equilibrada a un cincuenta por ciento, en lo que los expertos identifican como "una curiosidad" de difícil explicación.

El tratamiento de estas personas, inicialmente a base de hormonas que luego puede derivar en cirugía para proceder a un cambio de sexo, está cubierto por la Seguridad Social.

El tratamiento y las analíticas no conlleva grandes costes, y las operaciones de cirugía -hasta la fecha unas veinte- se llevan a cabo mediante un concierto con el servicio andaluz de salud.

"Nuestra labor no consiste sólo en dar hormonas y operar, también es conseguir que una persona que está sufriendo con la situación de incongruencia que tiene entre su género sentido y el sexo biológico, encentre un rol en el que se sientan a gusto y a veces eso se puede conseguir sin necesidad de cirugía", ha declarado Álvarez antes de dar comienzo la charla.

En el caso de los menores de edad, la labor de los psicólogos en el acompañamiento y la valoración es fundamental para establecer si esa disforia es firme o simplemente una fase de su desarrollo que luego va a ir por otro camino, "que es algo que también es frecuente".

La evaluación psicológica es muy importante también para minimizar los casos de arrepentimiento que se pueden producir incluso después de la cirugía.

En Amsterdam, que es un referente europeo en esta materia, de entre los más de 20.000 pacientes atenidos, se ha registrado un grado de arrepentimiento del dos por ciento.

Otro problema que pueden llegar a sufrir algunas de estas personas puede ser la incomprensión de la sociedad y de su entorno.

Pese a que el nivel de integración y comprensión social en España es cada vez mayor, según explica José Antonio Álvarez, todavía se dan actitudes discriminatorias y algunas de estas personas han sufrido vejaciones e insultos.