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Absueltos dos asturianos acusados de dejar tuerto en Madrid al "rey de la coca"

El mexicano Nicolás Rivera, que será juzgado por un alijo de 3.500 kilos, iba a comprarse un Mustang cuando recibió una brutal paliza y fue robado

El 4 de septiembre de 2014, poco antes de las diez de la noche, al mexicano Nicolás Rivera Gámez, conocido como "el rey de la coca", supuesto delegado de los cárteles colombianos en España, le dieron la paliza de su vida en un concesionario de vehículos de Majadahonda (Madrid), al que había ido con la intención de comprarse un Ford Mustang. El autor o autores de la agresión dejaron inconsciente al presunto narcotraficante, tras reventarle la nariz y los labios, romperle la mandíbula y dejarle tan dañado el ojo derecho que ahora solo puede verse los dedos de la mano acercándola a 50 centímetros. A la lluvia de golpes siguió el robo. Le quitaron los 3.000 euros que llevaba encima -una cantidad exigua para el conocido como "rey de los coches de lujo", que vivía en La Finca, el exclusivo barrio de Madrid donde residen Ronaldo o Alejandro Sanz-, le birlaron un reloj Franck Muller de 10.200 euros y un móvil Vertu de 5.120. El ministerio público no duda en calificar esta agresión de "ajuste de cuentas". Meses más tarde, en febrero del año pasado, David Temes, el empresario gallego que se sentará en el banquillo de la Audiencia Nacional junto a Rivera por la "operación Manzanas Blancas" -que permitió incautar 3.500 kilos de cocaína-, también fue brutalmente asaltado en su casa de Nigrán (Pontevedra).

Por la paliza y el robo sufridos por el presunto narco fueron encausados dos asturianos, el mierense P. F. LL., que trabajaba en el concesionario donde se produjeron los hechos, y el avilesino J. J. C. D., que al parecer se había desplazado a Madrid el día de los hechos desde Cangas del Narcea, con la intención de acudir a una entrevista de trabajo. Los dos estuvieron en prisión entre el 16 de septiembre de 2014, fecha en la fueron detenidos, y el pasado 9 de mayo, más de año y medio por un crimen del que han sido finalmente absueltos por la sección sexta de la Audiencia Provincial de Madrid. Y es que las acusaciones no han podido demostrar que fuesen ellos los sicarios que machacaron a golpes al presunto narcotraficante.

El día de los hechos, Nicolás Rivera quedó con P. F. LL. para ver un Mustang que estaba expuesto en el concesionario. Rivera llegó al Polígono El Carralero a eso de las diez menos cuarto de la noche, con 3.000 euros encima que, según dijo, eran la señal de la compra. Siete minutos después apareció una tercera persona, que golpeó brutalmente a Rivera y le desvalijó. P. F. LL. aseguró que, cuando se produjo la agresión, se introdujo en los lavabos del concesionario y llamó al 112. Aunque ante la Policía admitió que el autor de la paliza había sido J. J. C. D., en el juicio lo negó. La Policía encontró una huella de éste en el concesionario, pero el avilesino pudo demostrar que había estado allí unas horas antes, y que, solo unos minutos antes de producirse el asalto, se había montado en un taxi para regresar a Asturias. La sentencia indica que no hay pruebas de que los acusados, defendidos por los abogados José Manuel Fernández González y David González Sancho, se hubiesen concertado para cometer el asalto.

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