Vicente Alonso Sánchez y Juan -este segundo, nombre ficticio para respetar el anonimato- son dos de los pasajeros a los que Vueling dejó "tirados" en Barcelona desde el domingo por la noche hasta ayer, tras cancelar dos vuelos entre la Ciudad Condal y Asturias. Horas de espera, colas, y un asombroso caos organizativo convirtieron un viaje de hora y media en un periplo de más de 42 horas. Los infortunados pasajeros habrían recorrido en bicicleta más rápido los 900 kilómetros que separan Barcelona y Oviedo.

19.00 h. Inicio del periplo. Los pasajeros llegan al aeropuerto de El Prat el domingo para coger el vuelo de las 21.30 con destino Asturias. Cada 20 minutos, aproximadamente, reciben mensajes indicando que se retrasa, hasta que se les comunica que el avión saldrá a las 23.50 horas. La puerta de embarque está "en el otro extremo del aeropuerto, unos dos kilómetros de recorrido". Una vez allí, "nos dicen que hay otro retraso y que saldrá sobre las 24.00 horas. Pero allí no hay aviones. Al fin llega uno y pensamos que era el nuestro". Decenas de personas esperan para embarcar. Llega otro aviso: por problemas técnicos tienen que cambiar de avión.

01.00 h. Reclamación. "Pero no cambiaron el avión, simplemente nos anunciaron que se cancelaba el vuelo", coinciden en relatar ambos pasajeros, que pasaron por las cintas a recoger el equipaje facturado. "Tuvimos que reclamarlas una a una, y cuando aparecieron eran casi las dos de la mañana", relata Alonso. Al salir de la zona para ir al mostrador de Vueling se encontraron con una larguísima cola de personas -de otras tres cancelaciones de Vueling- esperando a que se les asignase otro vuelo.

02.00 h. La madrugada. Una persona indica a los demás que si se descargan la aplicación de la compañía en el móvil e introducen el código de la reserva, ya se les asigna un nuevo vuelo. A Juan le correspondió el del lunes a las 21,30 horas. En otro mostrador les dieron la nueva tarjeta de embarque. "En ella ponía 'stand-by', que significaba que podías o no tener vuelo". No acabó ahí. De ese mostrador, a otro para conseguir hotel. "Hubo a quien lo mandaron a Gerona, a una hora y media en autocar", denuncia Juan, que logró llegar al hotel a las 04.00 horas.

07.30 h. Llegada al hotel. Los que tuvieron que esperar a que les asignaran un nuevo vuelo, entre ellos Alonso, acabaron de hacer la primera cola a las siete y media de la mañana. Posteriormente tuvieron que hacer la correspondiente al embarque y al hotel.

10.30 h. La jornada del lunes. Al levantarse, Juan se encuentra que le han colado por debajo de la puerta un papel en el que le indican que el transporte al aeropuerto sale a las 12,00 horas. Intenta hablar durante horas con la compañía sin conseguir más respuesta que la de un contestador al otro lado del teléfono. Rechaza pasar tantas horas en el Aeropuerto, así que decide comer por su cuenta e informarse para denunciar. A esa misma hora, Alonso y otros pasajeros consiguen que les dejen entrar en una habitación en el hotel para descansar.

18.30 h. Otra cancelación. Juan y el resto de pasajeros regresan al aeropuerto de El Prat. Vueling comparte vuelo con Iberia, y los monitores anuncian que el de Asturias está cancelado; por contra, Vueling les envía mensajes retrasando el vuelo a las 22.50 horas. A las 20.30 se anuncia por megafonía que el vuelo sale de inmediato. Todos corren a pasar el control y entonces Vueling envía un mensaje para que se acerquen a su mostrador, que en realidad era el de Iberia. Es entonces cuando les confirman que el vuelo está nuevamente cancelado. Y vuelve a repetirse el calvario del día anterior.

22.30 h. Larga noche de insomnio. Vicente Alonso recibió informaciones contradictorias, pero no hubo más remedio que repetir la secuencia del día anterior. Aún así, no llegaron al hotel hasta pasadas las 02.00 horas del martes. A las 03.00 informan a Alonso, que volvía de un congreso médico en Copenhague, que su vuelo sale a las 7,00 horas. Antes de las 04,00 cuando le vuelven a telefonear: el autobús al aeropuerto los recogería a las 05,15. "Vinimos directos, pero estábamos temblando. Les vamos a demandar", afirma el médico.

10.00 h. Regreso por Bilbao. Juan tuvo que regresar vía Bilbao, en un avión que salió con casi una hora de retraso. Una vez allí, se subió a un autobús que le trasladó al Aeropuerto de Asturias.

15.45 h. Llegada a Asturias. Juan se baja del autobús en el Aeropuerto de Asturias y suspira. 42 horas y 15 minutos después de su llegada inicial al aeropuerto de El Prat consigue estar en Asturias. "Ha sido horroroso", explica.