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La guía secreta de Asturias

A la sombra del buen roble

El impresionante carbayo de Valentín es una joya de la naturaleza que sorprende a los viajeros que detienen su paso en este lugar de la parroquia de Gera, en Tineo

1 Una joven pasea a la sombra del carbayo o carbayón de Valentín. 2 Paisaje desde el prado de San Pedro, en Valentín. 3 Detalle del grueso tronco del carbayo, con la capilla al fondo. 4 Hermosa panera restaurada que está detrás de la capilla. LA CAPILLA DE SAN PEDRO, EN EL PRAU DEL MISMO NOMBRE EN VALENTÍN, A POCOS METROS DEL CARBAYO, CERCA DE GERA (TINEO). ANA PAREDES

Todos tienen un árbol que los espera. Es ese que, después de unos años caleyando pueblos y montes, andando y desandando caminos, surge ante la mirada asombrada de quienes desde siempre son unos enamorados de la naturaleza y de repente saben que "han encontrado el suyo". O tal vez ha sido él quien, por siempre inmovilizado en su sitio, encuentra a aquellos que realmente lo valoran. Eso pasa, por ejemplo, con un árbol emblemático en Asturias, el roble, que, junto con el texo, fueron considerados sagrados por el pueblo celta.

Con los primeros cielos despejados y la llegada de un verano que se deja ver a trompicones de sol y calor, quien recibe majestuoso y amable a cuantos buscan sombra y cobijo en el camino es el precioso carbayo de Valentín, en la aldea del mismo nombre, en la parroquia de Gera, concejo de Tineo. Se levanta nada menos que desde hace algo más de 500 años en el prado de San Pedro, donde se encuentra la capilla del mismo nombre. Su existencia, según reza en el panel informativo que figura en el lugar, ya es citada en documentos anteriores al descubrimiento de América. Perteneciente a la especie "Quercus robur", el perímetro del tronco es de 10,25 metros, tiene una altura de nueve metros y el diámetro de su copa es de 16 metros. Son éstos sobrados motivos para que fuera declarado monumento natural por el Principado en 1995. Hay que señalar que este impresionante carbayo figura en el catálogo de "Árboles, leyendas vivas de la Fundación Biodiversidad" como uno de los cien árboles más singulares de España, además de ser galardonado en 2008 con el premio "Árbol gigante" por la organización no gubernamental Bosques sin Fronteras.

Con independencia de todo este impresionante medallero "humano", lo cierto es que resulta un auténtico lujo poder sentarse a mirar el mundo bajo la amable sombra de este árbol inmenso y generoso ante cuya presencia se detuvieron, posiblemente, varias generaciones de muchas familias. Junto á él, un poco más abajo, hay una pequeña capilla de estilo románico popular dedicada a San Pedro, cuya espadaña está dispuesta al Norte. A un lado de la capilla se puede ver una hermosa panera restaurada. Alrededor de todo ello hay un paisaje inmenso que invita a caleyar por Tineo para descubrir rincones de tanta belleza como éste, donde el rey del bosque, el carbayo de Valentín, es generoso con sus vasallos.

Para disfrutar de este lugar hay que tomar la AS-217 que va de Tineo a Pola de Allande y a diez kilómetros está Gera, desde donde sale el desvío hacia Valentín.

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