Es difícil conversar con algún vecino de los Oscos que no se refiera a la sangría demográfica como uno de los principales males de la zona. San Martín, Villanueva y Santa Eulalia de Oscos han perdido en la última década algo más de trescientos vecinos, una cifra muy elevada para municipios que no alcanzan el medio millar de habitantes. Todas las voces consultadas reclaman la necesidad de propuestas urgentes que frenen la tendencia en una de las comarcas más envejecidas de Asturias. Precisamente, el problema del despoblamiento centrará el Conceyo Abierto que el Club de Prensa de LA NUEVA ESPAÑA celebrará el próximo viernes a las seis en Santa Eulalia de Oscos.

"El despoblamiento es la muerte de la zona", sentencia el empresario turístico Miguel Trevín. Tiene claro que para invertir la tendencia hace falta que "en Oviedo se lo crean y hagan algo, que intervengan en el medio rural de verdad, con ideas nuevas y potentes". En definitiva, pide diálogo entre la administración y el empresariado para, entre todos, buscar soluciones "para un medio rural dejado de la mano de dios". Considera que los programas Leader fueron un revulsivo para la zona pero se enfocaron mal, pues debía ser un proyecto a largo plazo. "Todos sabíamos que el turismo rural no era la panacea, sino una solución que debía ir unida a más cosas, el germen de algo más", precisa.

Con todo, Trevín reconoce que las cosas estarían mucho peor si no fuera por la generación que en los años noventa decidió apostar por regresar al pueblo y emprender. Entre estos valientes está Valentín Gayoso, que primero montó un bar y lleva quince años al frente de una panadería. No se arrepiente de la decisión que tomó en su momento: "Me gusta vivir aquí y haría todo lo necesario para que la zona prosperase".

Sangría de casas cerradas

Gayoso ve el futuro "difícil". Recorre a diario las aldeas de la zona para hacer el reparto de pan y es testigo de la sangría que va cerrando una casa detrás de otra. "De un año para otro va faltando más gente, se cierran casas y el problema se agranda", precisa. Cuenta una anécdota de su trabajo que es muy reveladora: el tamaño del pan se ha tenido que amoldar a la situación demográfica. Lejos quedan los tiempos cuando se elaboraban hogazas de 3 kilos para alimentar a caseríos repletos de gente, ahora triunfa el bollo y las barras de medio kilo y hasta de cuarto kilo. Con las empanadas pasa lo mismo, se renunció al tamaño familiar para apostar por una dimensión para una o dos personas.

Las medidas que prometen los políticos para el medio rural, dice Gayoso, no terminan de llegar o no son las adecuadas. Él sugiere que la legislación se adapte al tipo de empresario, pues no ve lógico pagar los mismos impuestos que un negocio ubicado en la calle Uría. "Por delante de mi panadería pasan unas doce personas al día, mientras que por una en la calle Uría pasan cientos. Si se quiere fomentar que nos quedemos necesitamos alguna facilidad", precisa.

Con Gayoso coincide la emprendedora turística y ganadera de San Martín de Oscos, Sofía Caraduje: "Hay que dar facilidades para emprender, ayudar a la gente que quiere quedarse y que no tengan tantos problemas para iniciar una actividad. Hace muchos años que los políticos dicen que hay que reducir la burocracia, pero sigue igual, lo que acaba quitando las ilusiones a los emprendedores", precisa. Caraduje explica que las experiencias con nuevos pobladores no han sido todo lo exitosas que se creía, por eso cree fundamental apostar por la gente de la zona: "Esto es duro y muchos abandonan, lo mejor para quedarse es haber nacido aquí".

Desde Villanueva de Oscos, el ganadero Javier Pérez reclama un plan especial para incentivar la actividad económica. "El despoblamiento es un problema importante a corto plazo pues las previsiones son preocupantes", incide. Entre las medidas que necesitan los empresarios del medio rural sugiere la reducción de la normativa y la burocracia "que frena la implantación de nuevas actividades", también pide una discriminación fiscal positiva para los negocios que se asientan en el rural y el mantenimiento de las infraestructuras y los servicios básicos, elementos "prioritarios" para incentivar el asentamiento de la población.

Las reglas del juego

La generación de actividad económica, la disposición de suelo industrial o la apuesta por el empleo femenino son algunas otras de las propuestas que plantea Pérez, que a mediados de las noventa tomó el relevo a una explotación de carne en su localidad natal.

Antonio Riveras, exalcalde de Santa Eulalia que regenta una ganadería en Quintá, no coincide con los que piden menos impuestos o diferencias fiscales por vivir en el medio rural: "Las reglas del juego deben de ser iguales para todos, no considero que ese sea el buen camino". Tampoco cree que existan soluciones mágicas para vencer el despoblamiento, pero sí reclama un proyecto sólido de futuro que debe pasar por la puesta en valor de los valores diferenciales de la comarca. "Creo que los Oscos deben de apostar por ser un territorio diferente y eso no cuesta dinero, sino voluntad. Pensamos que todo se basa en dinero y a veces es más necesario el ingenio", precisa.

Riveras considera que el paisaje y el patrimonio arquitectónico es el punto fuerte y el valor de los Oscos y en su preservación deberían volcarse todos los esfuerzos. Con él coincide el empresario turístico Miguel Trevín, que apuesta por que el territorio se especialice y saque partida de los elementos, con la riqueza cultural a la cabeza, que lo hacen único: "Tenemos todas las cartas en la mano, pero hay que jugarlas bien".

Pese al complejo futuro que dibuja el envejecimiento poblacional, hay algunas luces en el camino: El colegio rural agrupado (CRA) Oscos, con escuelas en cada uno de los tres concejos, está logrando mantener el tipo y ha frenado la caída imparable de la matrícula registrada años atrás. La directora, Sandra Castro, explica que llevan un par de cursos aumentando la matrícula, de hecho, el próximo pasarán de 52 a 57 alumnos. El crecimiento es especialmente llamativo en Santa Eulalia, que el próximo curso tendrá 17 alumnos de infantil. "Llevo ocho años en el centro y nunca lo había visto", reconoce Castro, que además indica que el CRA ya no tiene la inestabilidad de hace años. "Los alumnos son de familias afincadas aquí, no hay ya la movilidad de otros años", aclara. De los tres Oscos es San Martín el que arroja peores datos de matrícula. Así las cosas, el futuro del centro está garantizado en el medio plazo, pues además cuenta con una plantilla estable y de la zona.