Cuando apenas contaba 12 años, Abdou Karim Thiam Seydi dejó atrás una infancia mísera para embarcarse en la aventura de su vida. Apenas sobrepasada esa edad se enroló como polizón en un cayuco para dejar atrás su Senegal natal en busca de un mejor futuro, solo, dispuesto a navegar nueve días con sus nueve noches hasta llegar a Tenerife.

Allí tocó tierra, en el año 2006, y ahora, diez años después, puede decir que ha cumplido su sueño: este curso se ha graduado en Magisterio por la Universidad de Oviedo y se ha convertido en el ejemplo de carne y hueso de que la integración es posible, de que las dificultades son franqueables con voluntad, tesón, y, como él mismo repite siempre, "con la ayuda de quienes te rodean". Por todo ello, LA NUEVA ESPAÑA le ha distinguido con el "Asturiano del mes" de mayo, para poner de relieve los valores humanos de quien, apenas un niño, se vio obligado por la necesidad a emprender el duro camino de hacerse un hombre en tan poco tiempo.

El periplo vital de Abdou Karim Thiam Seydi lo llevó de Canarias a Asturias a través de la consejería de Bienestar Social. Porque el joven se puso en contacto con un hermano mayor, Assane, que residía en el Principado y que pidió la intermediación de la entonces consejera, Laura González, para agilizar la tramitación. El 1 de febrero de 2007 llegó a Gijón, y al poco tiempo se incorporó a las aulas de las Ursulinas, hoy colegio Montedeva.

Fue un proceso duro, puesto que no conocía el castellano. Fueron necesarias sesiones intensivas de aprendizaje, con la colaboración de varios docentes de francés, y de aclimatación a la vida del Hogar de San José, donde se integró como uno más en las tareas de la casa.

Tras saltar la barrera del idioma, pronto demostró el joven estar bien capacitado para el estudio, con buenas notas y un trabajo constante que fue merecedor en el año 2008, apenas un curso después de su llegada a la ciudad, de un premio del Ayuntamiento de Gijón al esfuerzo personal en Educación Secundaria.

Y así, poco a poco, Abdou Karim Thiam Seydi se empeñó en seguir el ejemplo de su madre, maestra en su país y a quien sólo ha vuelto a ver una vez desde que abandonó su patria chica. Hoy parte de nuevo a la tierra que lo vio nacer para reencontrase con ella y celebrar su graduación como maestro. Será su segunda visita en una década, con mucho que festejar.

Quienes lo conocen lo definen como "fiel, cumplidor y responsable", un gran compañero que se ha ganado el respeto y la admiración de todos, a quienes no se cansa de agradecer su ayuda en el largo camino de la integración. Ya puede presumir de que es maestro, y su objetivo ahora, una vez con el título bajo el brazo, es el de seguir formándose para llegar a ser algún día profeta en su tierra.

Porque, con un sueño casi cumplido, Abdou Karim Thiam Seydi se propone cumplir el de muchos niños en su tierra, abriendo allí una escuela para que los pequeños no se vean obligados, como hizo él, a dejar todo atrás para arriesgar la vida en un cayuco. Su Ziguinchor natal le recibirá estos días, a buen seguro que como un héroe.

Y aunque haya nacido allá donde las necesidades aún son muchas, también podrá presumir de ser un poco más asturiano. "Asturiano del mes", para ser exactos.