Entre los días 28 de junio y 3 de julio he hecho el Camino de Santiago a modo de protesta por las plusvalías abusivas e incívicas a las que estamos sometidos por el Ayuntamiento de Oviedo y sobre las que ya escribí en este diario el 16 de junio de este año, bajo el título "Pagar y punto".

Pues bien, en estos 6 días, sí tan sólo 6 días, he completado los más de 300 kilómetros del Camino Primitivo entre Oviedo y Santiago. Aunque partía con un presupuesto inicial de un euro por etapa; son 13 etapas, por lo que salí de mi casa con 13 euros; solamente gasté 3,35 euros con los que me compré un paquete de galletas, un pincho y un café. Con eso y con la colaboración de la gente del Camino, no me faltó qué llevarme a la boca en esos días.

Para dormir, una parada de autobús, un banco, un parque... se convirtieron en habitaciones improvisadas, que, sin ser grandes suites de hoteles de lujo, eran lo suficientemente cómodas para descansar.

Y con las necesidades básicas cubiertas solamente necesité un buen puñado de voluntad acompañada de una pizca de valentía y empeño, todo ello aderezado con tesón y humildad, para poder caminar más de 50 kilómetros de media al día.

Con todo ello queda reflejado, y que tomen nota nuestros políticos, que con muy poquito si bien invertido, se pueden conseguir grandes logros; que si actúas por el bien común, la gente remará contigo y te ayudará, y, sobre todo, y esto os sonará, "se hace camino al andar", no sólo hay que mover el culo para conseguir votos y pasar cuatro años calentando un sillón, hay que moverse, preocuparse, conocer las necesidades de la gente para la que trabajas, porque ésa es la función de ser político, trabajar para la gente y no en su contra.

Buen Camino.