O se aborda una planificación seria de aquí a cincuenta años o el ferrocarril de vía estrecha en Asturias tiene por delante un completo ostracismo.

Los expertos Javier Fernández López, director del Museo del Ferrocarril de Asturias, y Jesús Suárez Pérez del Río, presidente de la Asociación de Amigos del Ferrocarril "Don Pelayo" reclamaron como "urgente" solucionar "la imagen actual de las cercanías" en la región "para recuperar confianza" y credibilidad. "Es un problema de apuesta política. Se hace imprescindible un plan de choque para las cercanías", señaló Jesús Suárez, profesor de Matemáticas de la Universidad de Oviedo.

"El futuro del tren de cercanías en Asturias" fue el título del debate que ayer tuvo lugar en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, moderado por el profesor de Geografía e Historia e historiador del ferrocarril, Ángel de la Fuente. Como escenario de fondo, la polémica por el declive del llamado ferrocarril de ancho métrico, sumido en las últimas semanas en un rosario de suspensiones de servicios.

"El ferrocarril puede seguir siendo útil, pero tiene que adaptarse y hace falta una planificación a largo plazo. Si no es así, está condenado a desaparecer", aseguró Javier Fernández López, quien lamentó esa idea extendida de que "el tren estorba" cuando "tener el ferrocarril al lado de casa es una bendición, y alejarlo es como pegarse un tiro en el pie". Estorbó en Oviedo, en Gijón y en Avilés. "La solución ferroviaria de Oviedo no fue de las peores, ahí sigue la estación, pero lo de Gijón fue un auténtico desastre".

Jesús Suárez calificó el actual momento de las cercanías asturianas de "malo y triste". Los fallos en el servicio requieren muchas más explicaciones de las que se dan, "que son pocas y pobres", dijo, y más "en una empresa que está prestando un servicio público. No puede ser que haya gente en un apeadero sin información ninguna sobre si va a pasar el tren o no. Son en su mayoría personas modestas que merecen un respeto y que tienen unos derechos", añadió el presidente de la Asociación de Amigos del Ferrocarril.

Ahí están las cifras. En cercanías Asturias pasó de 4,8 millones de viajeros en 2005 a los 2,2 millones actuales "y por el momento no parece que haya visos de recuperación".

A la hora de buscar motivos, los hay múltiples y variados. Para Suárez los nuevos sistemas automatizados de acceso a las estaciones y andenes han disuadido a un sector de usuarios, los de más edad. "Son medidas económicas pero no sociales. Llegar al andén parece ahora una carrera de obstáculos".

La estación de Gijón fue puesta como ejemplo de política ferroviaria equivocada. Alejada y hasta fuera del radio de acción de las principales líneas de autobuses urbanos.

Javier Fernández y Jesús Suárez enumeraron algunas asignaturas pendientes de las cercanías asturianas: hay que renovar el material móvil, que se ha quedado en muchos casos envejecido; hay que mejorar las vías, aumentar los tramos de vía doble, avanzar en la electrificación, mejorar horarios y conexiones y transbordos "para que los viajeros que los tengan que hacer esperen cinco minutos y no una hora". Por último plantearon la necesidad de programar más trenes directos y unificar tarifas. Suárez consideró, casi a modo de anécdota, un absurdo que el billete de ida y vuelta entre Oviedo y Gijón sea la suma de dos billetes sencillos, sin el menor descuento.

El director del Museo del Ferrocarril, Javier Fernández, puso como ejemplo el metro de Bilbao, bien planificado para varios años. Algunos proyectos se harán y otros no, pero al menos se sabe lo que se quiere hacer. En Asturias "estamos con la misma red, sin mejorar los trazados, desde el año 1930. En los años sesenta la vía estrecha asturiana languideció, pero al menos eran años en los que se planificaba".

La Historia sirve para sacar conclusiones y para comprobar que en muchos aspectos se repite. Cuando a finales de la década de los sesenta toda la vía estrecha, hasta ese momento en manos privadas, se va al garete en Asturias y deja de ser rentable "se la enjaretan al Estado en una situación terrorífica", explicó Fernández, que recuerda haber viajado en vagones construidos en el siglo XIX. Los declives de las cercanías parecen ser cíclicos. Lo malo es que alguno puede ser, además, definitivo.

Por su parte, Ángel de la Fuente Martínez recorrió a través de imágenes muchos de los lugares emblemáticos del ferrocarril en Asturias. La demolición de la estación del Vasco, decidida por el entonces alcalde de Oviedo Antonio Masip fue, aseguró De la Fuente, un error histórico, comparable a la demolición en su día del acueducto de Pilares y a la del viejo Fontán, decidida por Gabino de Lorenzo. "Son cosas que no se pueden olvidar. Masip tuvo la decencia de reconocer el error", señaló el profesor de Geografía e Historia.