"Covadonga es un punto simbólico para toda España y Europa, un lugar de unión y reconciliación". Lo dice el cardenal italiano Tarcisio Bertone, que ayer ofició la misa de las once en la santa cueva, para asombro de los feligreses. El que fuera la segunda figura más importante de la Iglesia católica durante el pontificado de Benedicto XVI (secretarop de Estado y camarlengo) hizo un balance "muy positivo" de su primer viaje a Asturias. "Cuando vino Juan Pablo II de visita leí mucho sobre Covadonga y quería conocerlo en persona. Desde aquí se puede admirar la belleza natural de la creación", dijo.

Bertone accedió a la santa cueva del brazo de su ayudante y del abad, Juan José Tuñón Escalada, y camuflado bajo una discreta boina gris. Antes de entrar a la sacristía para preparar la ceremonia, el religioso se postró durante varios minutos frente a la Virgen de Covadonga. "La Santina es maravillosa porque vuelve sus ojos a todos nosotros y defiende la dignidad del ser humano, que es la dignidad de ser hijos de Dios", afirmó a LA NUEVA ESPAÑA tras concluir la misa. "Estoy muy contento porque me han dicho que en 2018 coinciden aquí varias celebraciones como el centenario de la coronación de la Virgen", detalló. En su discurso, en el que apeló a la unidad del pueblo español, hizo varios guiños al Papa Francisco. "La gente le quiere mucho, es una autoridad moral en todo el mundo", aseveró. Respecto a los aires de renovación que el nuevo Sumo Pontífice está imprimiendo en la curia, Bertone explicó que "sus mensajes no deben ser escuchados sino practicados". "El mundo cambiará y será un mundo de reconciliación, de paz y solidaridad", aventuró.

El cardenal se despidió ayer de los fieles que abarrotaban la santa cueva dándoles una doble bendición: por parte del Papa Francisco pero también del emérito Benedicto XVI. Muchos no dudaron en sacar las cámaras de sus teléfonos móviles a pesar de que está prohibido en el lugar de oración.

Tras la celebración de la Eucaristía , Bertone visitó el Museo de Covadonga y comió en el Gran Hotel Pelayo. El cardenal, que el sábado estuvo "visitando la catedral de Oviedo, el Santo Sudario, la Cruz de la Victoria y la de los Ángeles", viajará hoy al monasterio de Santo Toribio de Liébana (Cantabria) para ver la cruz. Los devotos confían en que repita visita próximamente. Ese fue el caso de Antonio González Uclés, de la hermandad de antiguos caballeros legionarios de Asturias. "Nos sorprendió gratamente encontrar aquí al cardenal y que nos diera la bendición del Papa", dijo. En la misma línea se expresó Cristobal Lavín, vecino de Oviedo. "Es la primera vez que veo en persona a un cardenal y me llamó la atención el nivel de español tan bueno que tiene", reseñó. "A mí lo que más me gustó fue cuando puso de manifiesto la suerte que teníamos por vivir en este paraíso de la creación", dijo la ovetense Araceli Suárez. Por su parte, la palentina Lourdes Sendino valoró "la sensación de paz que transmitía con su discurso".