Inmersos de lleno en el mes de julio, la actividad de truchas y reos ha incrementado significativamente respecto a fechas precedentes.

Devido a las nevadas invernales y a las intensas lluvias de primavera, la temporada estaba viniendo algo retrasada, y tanto reos como truchas apenas habían mostrado signos de actividad para desesperación de los pescadores.

Con el descenso de nivel de los distintos ríos y, principalmente, con el aumento de la temperatura del agua, esa deseada actividad ha indo incrementándose. El río se llena de vida. Durante julio y agosto es frecuente ver ejemplares alimentándose en superficie, intentando capturar los distintos insectos e invertebrados que componen parte de su sieta.

Estas cebadas delatarán la presencia de los peces, mostrando a los pescadores donde deberán presentar sus artificiales para intentar realizar capturas.