Este calor se sufre o se disfruta según quién y desde dónde. El de ayer en Asturias se lleva mejor en la costa y mucho peor lejos del mar. "Estoy acostumbrado a mucho más", dice Santiago Sánchez, extremeño, debajo de un toldo de su puesto de ropa en el Paseo del Muro de Gijón. "Esto no es nada", añade Jose María García, de Madrid, vestido y con gorra en la playa de San Lorenzo, mientras a Yolanda Pañeda, que pasea por la orilla, le molesta sobre todo la humedad. Desde un banco del Náutico, Conchita Fernández y María Luisa Iglesias lo llevan bien. "Peor será en el centro". Ayer, el récord de temperatura se completó con el de asistencia a las playas. Al menos en Gijón. Con más de treinta grados ya a las once de la mañana, según los datos de la central de salvamento del Ayuntamiento se dieron cita en los arenales del concejo más de 50.000 bañistas. San Lorenzo registró 30.000, batiendo el récord de usuarios este verano a pesar de que la pleamar a las cuatro y media de la tarde dejó poco espacio para la toalla.

En Mieres, en efecto, ayer la sartén de Asturias con sus 38,5 grados de máxima, las calles presentaban un aspecto desértico. En el Nalón tampoco andaban a la zaga. "Parez que tamos en Sevilla", comentaba un lavianés buscando una sombra.