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Un amigo fiel en los Juzgados

Una asociación quiere introducir perros labradores en los tribunales asturianos para tranquilizar a víctimas vulnerables y propiciar que declaren más relajadas

La perra "Cala", en una sesión con ancianos. A. S.

"Los perros ayudan a la gente a sentirse más tranquila y segura, a ganar en confianza y bienestar". Nadie puede negar esta afirmación, hecha por Amelia Suárez Rico, coordinadora del proyecto "TEA Terapias", quien se vale precisamente de estas capacidades de los canes para propulsar una iniciativa que, si bien es muy novedosa en España, tiene cabida desde hace años en otros países como Estados Unidos: los perros de apoyo en los Juzgados.

"Nosotros ya usamos los perros en otros ámbitos, como el educativo, o con personas ancianas o con discapacidad", explica Suárez, "los Juzgados, aun siendo un elemento diferente, también tienen cabida para este tipo de actividades".

La idea es que los perros puedan acompañar a ciertas personas con mayor vulnerabilidad durante el proceso judicial, tanto dentro como fuera de los tribunales. "Será un profesional, en una entrevista previa, el que determine la necesidad o no de este acompañamiento canino", asevera Suárez. Está enfocado, sobre todo, a "colectivos como menores inmersos en procesos judiciales, no sólo víctimas directas, o casos de violencia doméstica, por ejemplo, en los que tienen que declarar contra personas a las que les unen unos vínculos fuertes, lo que lo hace mucho más difícil. Además se encuentran en un ambiente nuevo, extraño, como son los Juzgados".

Con este acompañamiento se busca crear "un entorno más amable, lo que hace que la declaración sea más sencilla, menos hostil", apostilla Suárez. A fin de cuentas, como explica la coordinadora, es un "beneficio para la persona, pero también para la sociedad", ya que en un ambiente más propicio, la persona puede relatar los hechos de una forma más apegada a la realidad.

Este proyecto intenta paliar el llamado síndrome de la "doble victimización" que sufren ciertos colectivos. Esta manifestación se da cuando, de un lado, estas personas sufren en el momento en el que suceden los hechos y, de otro, sufren durante el proceso judicial, cuando tienen que rememorar las ingratas experiencias. "Ya que han pasado la primera situación, no hagamos más dura esta segunda, hagámoslo más sencillo y llevadero", dictamina Suárez.

Para ello, la asociación TEA aportará su equipo humano, debidamente formado para estas situaciones, además de, evidentemente, los perros, la gran mayoría labradores, educados para la ocasión.

"Vimos la necesidad de plantear esta iniciativa. Existen muchos recursos que la sociedad no aprovecha porque no los conoce", enfatiza Suárez.

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