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Los empresarios toman las riendas

Jóvenes emprendedores asturianos entrenan sus habilidades directivas, de trabajo en equipo y de liderazgo en una jornada de trato con equinos

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'Coaching' con caballos para empresarios

Silvia Lechado, empresaria del sector agroalimentario asturiano, lleva una venda en los ojos y con una de sus manos sujeta una cuerda con la que, a ciegas, maneja a un caballo. Un ejemplar negro y de nombre "Moro". De guía ejerce, a su lado, José Tuñón, director de una consultora para empresas, que va dándole instrucciones con un tono suave pero con mensajes concisos para que ambos (ella y el animal) puedan sortear una serie de obstáculos. "Sígueme, de frente, cuidado que te sales del camino", repite él con frecuencia. La escena, que tuvo lugar ayer en una finca de la localidad de Hevia (Siero), formaba parte de un ejercicio para que un grupo de jóvenes emprendedores entrenaran sus habilidades directivas, de trabajo en equipo y de liderazgo gracias al trato con los equinos.

"En función de cómo tratemos al animal, éste va a responder de una forma u otra; eso, haciendo una analogía, puede trasladarse al mundo laboral", explica Adriano Mones, de la compañía Equs, que organiza este tipo de cursos, como en el que ayer participaron varios miembros de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Asturias (AJE). Para hacer la experiencia más cercana al día a día de estos emprendedores, cada obstáculo que tenían que superar representaba una de las dificultades con las que se encuentran en sus habituales jornadas de trabajo. Unos pequeños conos, que debían de zigzaguear, simbolizaban el trato con los compañeros y clientes; unos aros, sobre los que el empresario que llevaba la venda debía saltar, eran el asalto a los mercados internacionales, mientras que un pequeño obstáculo (un palo sobre dos conos) representaba las dificultades para captar nuevos socios. Finalmente, una cuerda formando un gran círculo sobre el suelo, que deben de rodear por completo, es el premio final al trabajo bien hecho. Todo con los ojos vendados y sin soltar al caballo.

"Las sensaciones son increíbles, es muy importante tener a alguien al lado que te sepa dirigir", señala Lechado ya sin la venda mientras acaricia a una de las yeguas, "Biscuit". A un lado, Cándida Rodríguez, experta en "coaching" para empresarios, no deja de apuntar en una pequeña libreta. Cuando los seis empresarios que participaron en la práctica completan el recorrido los reúne en un corro y les pregunta: "¿Cómo os habéis sentido?". Inmediatamente, Yolanda Fernández, directora de un centro de estética, apunta: "Yo iba preocupada de no tirar nada, ningún cono". A lo que la entrenadora repregunta: "¿Y eso te pasa frecuentemente en tu trabajo?". "Si, soy muy perfeccionista", reconoce la empresaria.

Rodríguez lanza otra pregunta al aire. "¿Cómo creéis que os puede ayudar esto en vuestras empresas?". El que la coge al vuelo ahora es Nacho Calviño, gerente de una compañía de actividades infantiles y presidente de AJE: "Esto te enseña a tener más tranquilidad, más relax. En las oficinas muchas veces vas a cien por hora y no escuchas".

La siguiente tarea es más compleja. Entre todos tienen que guiar a un poni, de nombre "Manchitas", para que sortee los mismos obstáculos. Sólo que ahora no pueden ni tocarlo ni llamarlo ni ofrecerle comida. El equino es bastante testarudo y pese a los esfuerzos de los empresarios por guiarle por el camino correcto el animal se distrae constantemente. Atascados, la entrenadora les da tres minutos para que piensen una nueva estrategia para domar al pequeño caballo. Los emprendedores hacen piña y pactan nuevas órdenes. Pero ni por ésas. "¿Qué es lo que ha fallado?", les pregunta Rodríguez. "Quizá deberíamos haber delegado y que sólo fuera una persona quien lo guiara", reconoce Yolanda Fernández, haciendo autocrítica. "Estábamos como ofuscados", concluye José Tuñón. Otra lección empresarial aprendida.

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