La fe superó ayer al miedo en Polonia. Los 300 asturianos que participan en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) vivieron sin demasiados sobresaltos la detención de un iraquí que pretendía atentar en Cracovia coincidiendo con la visita del Papa Francisco. "Tenemos plena confianza en las medidas de seguridad", dijo José Manuel Vázquez, párroco de La Corredoria y delegado episcopal de Pastoral Juvenil del Arzobispado de Oviedo. Algunos de los jóvenes compartieron incluso ciudad, Lodz, con el supuesto terrorista. "La Policía entró en nuestro hotel y pidió los datos de todos. Salió la conversación de 'a ver si nos pasa algo'. Pero somos muchos y hay mucho control, es difícil que nos toque", aseguró el cura de Pola de Siero Sergio Martínez.
La delegación asturiana en la Jornada Mundial de la Juventud no piensa en el miedo, sino en experimentar una emoción opuesta: una "alegría desbordante". El encuentro con un Papa que "conecta con los jóvenes y tiene un mensaje fresco" es ansiado por adolescentes de la región. "Ahora mismo estamos alojados en pueblos a las afueras, donde se vive mucha calma. Pero a partir de mañana (por hoy) llegará el mogollón. Es muy bonito ver que más de medio millón de personas participan en esta macrocelebración", opina Sergio Martínez.
José Manuel Vázquez profundiza aún más: "Cuando salíamos en autobús a Cantabria éramos asturianos, cuando llegamos a Francia éramos españoles y cuando pisamos Polonia éramos simplemente cristianos para celebrar nuestra fe". Al párroco de La Corredoria le hace especial ilusión asistir a la primera jornada en la que Juan Pablo II es santo. "Para los que escuchamos su mensaje es muy emocionante", sentenció.
