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La "marea" ahoga una vieja amistad

Riopedre y Otero empezaron juntos en 2003 en la Consejería de Educación y ambos dimitieron a la vez poco antes de que saltara el escándalo

José Luis Iglesias Riopedre y María Jesús Otero, durante la presentación de la "zonificación" del mapa escolar, en el año 2004. ARCHIVO

De íntimos a enemigos. De elogios y confianza mutua a no cruzarse una palabra ni una mirada. Así ha evolucionado la relación entre el exconsejero de Educación, José Luis Iglesias Riopedre, y la que fuera su principal colaboradora, la ex directora general de planificación María Jesús Otero. Eran amigos íntimos, de fiestas, cenas y comidas con amigos comunes en Llanes. Incluso dimitieron a la vez. Pero la "marea" se lo ha llevado todo. Hasta el punto de que ayer los letrados de cada uno de ellos defendió a su representado echando la culpa al otro. Al examigo.

La colaboración profesional empezó cuando José Luis Iglesias Riopedre fue elegido por el entonces presidente Vicente Álvarez Areces para encabezar la Consejería de Educación del Principado. Corría el año 2003 y María Jesús Otero se convirtió desde el minuto uno en su "mano derecha". Entre los dos lo controlaban todo, según se extrae de las declaraciones escuchadas durante cuatro meses de juicio. Aunque los principales empresarios encausados, Alfonso Carlos Sánchez, de Almacenes Pumarín, y Víctor Manuel Muñiz, así como los empleados que declararon coincidieron en que las supuestas órdenes las recibían directamente de Otero. Llegaron a decir que ella era "dios" y que tenían que tenerla contenta.

Durante una de las conversaciones de las que se pudieron escuchar en el juicio por medio de "pinchazos" telefónicos se escuchaal Consejero decirle a su "número dos" qué empresas tienen que hacer las obras del instituto de Arriondas. Y cómo ella le indica que el equipamiento se lo dará a Igrafo y Almacenes Pumarín.

En otra de las escuchas, cuando Otero se entera de que la están investigando, habla con sus asesores y les dice que antes de que salte el escándalo, habla con "José Luis y pide la jubilación". Un mes después y el mismo día ambos dejaron sus cargos.

Las defensas ayer no negaron la evidencia, pero sí justificaron las acciones. Uno firmaba lo que le ponían delante, porque todos los expedientes e informes estaban hechos por los técnicos de la Consejería y él, como Consejero, era la persona legalmente autorizada para dar el visto bueno. Pero no decidía en el día a día. La otra no tenía tanto poder como se quiso hacer creer. Cumplía órdenes. Ninguno de los dos recibió regalos a cambio de favores y sólo buscaban fórmulas ágiles para atender a colegios e institutos. Aquella compenetración profesional y personal parece haber desaparecido. "Marea" pudo con todo.

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