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Arquitectura personal (y 2) | JOSÉ ANTONIO DE LA FUENTE | Traumatólogo, cirujano y antiguo médico del Sporting

"Joaquín, Ablanedo o Mesa, con una cabeza importante, eran un ejemplo para el vestuario"

"Son críos sometidos a una presión muy fuerte, con gente alrededor de ellos que tiene unos intereses que los futbolistas no entienden del todo"

José Antonio de la Fuente. LAURA CARADUJE

José Antonio de la Fuente Fernández entró, por casualidad, en el mundo del fútbol profesional (fue médico del Real Sporting más de quince años), lo que le permite verlo con una perspectiva desde la parte humana de los jugadores, no desde el lado deportivo: "Nunca entendí nada de fútbol" y tampoco lo intentó, reconoce.

-¿Las de rodilla son las operaciones más complicadas?

-No, es más público por el mundo del deporte, todo el mundo ve el maldito fútbol y muchas veces estás viendo un partido en la televisión y el propio narrador te dice si un jugador rompió el menisco o tuvo una rotura de ligamentos. O sea, ya están tan habituados a ver ese tipo de lesiones que te lo dignostica cualquiera sin necesidad de entrar en internet.

-Dice usted "maldito fútbol", pero tiene la consulta y el vestíbulo de la clínica llena de fotos de futbolistas...

-Es que yo tiré muchos años en el mundo del fútbol...

-¿Cómo empezó?

-Dentro de los médicos con los que traté, uno de ellos, Luis Olay Lorenzo, que era cirujano y traumatólogo, trabajaba en el hospital de la Cruz Roja de Oviedo y yo hacía allí guardias. Ahí empezamos a ver muchos futbolistas lesionados de las categorías inferiores, y en la mutua Fremap, donde también estaba Luis Olay. Él fue quien me indujo a entrar en ese mundo. La mutua tenía asegurados a los equipos del Sporting y del Oviedo y así fue como empecé en ese mundo, sin entender una palabra de fútbol, a ver jugadores y a operar jugadores los fines de semana, que se lesionaban muchísimo en las categorías regionales.

-¿Y en el Oviedo y en el Sporting?

-Del Oviedo nunca fui médico de plantilla, lo fui del Sporting, y empecé cuando era presidente Manuel Vega-Arango. A los jugadores del Oviedo los trataba por el tema de la mutua.

-Médico del mejor Sporting de la historia...

-Bueno, cuando empecé, a principios de la década de los años ochenta, de guardameta estaba Juan Carlos Ablanedo, y de entrenador Vujadin Bo?kov, que siempre decía "porca miseria" y lo llamábamos así. Tuve mucha amistad con él y siempre decía "porca miseria, ese jugador corre como mosquito sin cabeza". Allí estaban también Eloy, Cunningham, Joaquín, Maceda, Mesa...

-¿Cómo entró un ovetense en la gran casa rojiblanca gijonesa?

-Vinieron a hablar conmigo y me dijeron que necesitaban un traumatólogo, nada más.

-¿Hasta qué año estuvo en el Sporting?

-Hasta 1997.

-¿Y no le gusta el fútbol?

-Nada, nunca entendí nada de fútbol.

-¿Lo intentó alguna vez?

-Tampoco.

-Es decir, a usted no se le puede acusar de ser ni del Real Oviedo ni del Real Sporting...

-No, en absoluto. Tengo mucho cariño a los chavales del Sporting con los que estuve, gente clásica como Cundi, Maceda, los hermanos Ablanedo, y luego a los de la segunda remesa que entró, como Luis Enrique. El Sporting y el Barça son los dos equipos que sigo, pero por el cariño que tengo a la gente con la que trabajé.

-¿Es cierto, como dice, que le insultaban por trabajar en el Sporting y también con jugadores del Oviedo?

-Claro, y médicos...

-Compañeros de profesión...

-Y decían, "qué pasa, no hay médicos aquí en Gijón que tiene que venir uno de Oviedo", y en Oviedo, pues lo mismo, "vete para Gijón, qué haces aquí".

-¿Doctor, qué aprendió de su paso por el mundo del fútbol?

-Una cosa sorprendente: primero, son unos críos sometidos a una presión muy fuerte, con una gente alrededor de ellos que tiene unos intereses que, creo, los futbolistas no entienden del todo. Y que, en principio, es un mundo irreal para los ciudadanos de a pie. Es decir, un jugador con dieciocho años ya exige una serie de cosas cuando, a lo mejor, su medio familiar no se corresponde para nada con eso.

-¿A qué se refiere?

-Le cuidan la alimentación, la ropa; si tosen, enseguida se ponen a averiguar de dónde viene la tos, todo eso. Luego vienen los vendedores de coches, de chalés... Y un chaval con veinte o veintidós años ya tiene un nivel económico muy por encima de la media y, a lo mejor, el ambiente en su familia o en el resto de sus hermanos no se corresponde. Y el nivel de preparación tampoco necesariamente corresponde con los que han ido a la universidad a estudiar. Se mueven en un ambiente complicado. Los ensalza el público, hay treinta mil o cuarenta mil espectadores gritando "eres el mejor", y luego está la prensa. Viven en un mundo en el que, como no tengan alrededor gente sensata, lo tienen complicado.

-¿Conoció a mucho descerebrado?

-Tuve suerte, estuve en un equipo en el que había muy buena gente, en general, y con nivel. Dentro de ellos alguno que acabó mal y que es una pena, encima tenían todas las posibilidades de triunfar en el mundo del fútbol. Luego, lo contrario, gente que se cree que es un fenómeno y no lo es y te crea problemas. Por ejemplo, mucha gente se escapaba a tratarse fuera de una lesión sin decir nada, pero a tratarse por gente que no era ni médico, pero les vendían la "moto".

-¿Le ocurrió a menudo?

-Claro, y unas veces te enterabas y otras sin enterarte. Eso pasa a nivel nacional e internacional. Y luego depende del entrenador que tengas. Piense usted que si un entrenador que pasó de jugador a entrenador quiere, pues lo que quieren todos, que gane el equipo, cuando se lesiona un jugador para ellos importante y el médico da una opinión, no se fía de ti y manda al jugador a otro lado sin decirte nada.

-O sea, el médico de un equipo de fútbol manda más bien poco...

-El poder lo tiene el entrenador. Incluso en muchas ocasiones tiene mucho más poder que el presidente del club, eso está claro, y el entrenador, si tu tienes la suerte de que sea un hombre sensato y te lleves bien con él, tienes mucho ganado, pero como su obsesión sea ganar y no se fíe del servicio médico que tiene, pues es un caos. Y es bastante frecuente.

-¿Vio a futbolistas que saliesen a jugar lesionados por orden del entrenador?

-Desde luego.

-¿En contra de su opinión médica?

-Claro. Piense que un médico no puede traicionar al paciente, pero el entrenador te pregunta si hay riesgo o no... Eso pasa, pero los jugadores, sobre todo si están empezando, lógicamente no son igual que los veteranos. Uno que está empezando quiere jugar siempre, y si el entrenador resta importancia a la lesión, pues sale a jugar.

-¿Los veteranos hacen más caso al médico?

-No, pero ya saben distinguir el tipo de lesión, es distinto.

-¿Se puede hablar de lesiones que hace años se consideraban funestas para el futuro de un futbolista profesional y que ahora se solucionan con relativa facilidad?

-Hablando de rodilla, por ejemplo, había la famosa "triada desgraciada", que es romper el menisco externo, el cruzado anterior y el ligamento lateral interno. Ahora es una cirugía habitual y hay también una mejor preparación física de los jugadores. Ahora, en un porcentaje del noventa y nueve por ciento, se cuidan, entrenan y tienen un preparador físico. La labor del preparador físico es importantísima.

-¿Por qué?

-Es el que tiene un trato directo en el campo con el jugador y tiene la confianza de decirle una serie de cosas que el entrenador no se las dice. Y luego, el preparador físico es un paso intermedio entre los jugadores y el entrenador. El preparador físico se reúne con el entrenador, y tienen buena amistad, de lo contrario el entrenador se cargaría el preparador físico, y de ahí sacan las conclusiones de si tienen que apretar más al jugador o menos. Y si el jugador tiene una alimentación correcta o no, el peso...

-¿La alimentación es básica?

-Importantísima.

-¿Una buena preparación física evita lesiones?

-Naturalmente, el preparador físico es imprescindible. Pero también influye tener dentro del equipo jugadores con buena cabeza. En mi época inicial en el Sporting estaban Joaquín, Ablanedo o Mesa, una serie de gente con una cabeza importante que controlaban el vestuario y eran un ejemplo muy bueno para la gente joven.

-Dice que la alimentación es importantísima para los futbolistas, ¿también para el resto?

-Claro. Uno de los problemas más grandes es la obesidad. Si me dejara llevar por los amigos sería una locura. Los tengo de ochenta y pico años con los que voy a comer: primero unas entradas con unos vinos; luego un primer plato, un segundo, postre y una copa. Si fuéramos picadores de La Camocha, pero para un ciudadano de a pie, y más de mi edad, no se necesita tanta comida. En España todo lo arreglamos comiendo.

-¿La obesidad es letal para las rodillas?

-Por encima de los sesenta y tantos años la artrosis de rodilla y de cadera es una auténtica plaga. Y, entonces, venga prótesis.

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