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Montoro mete miedo, o lo intenta

Hacienda endurece la estrategia de advertir las duras consecuencias de las desviaciones presupuestarias

Cristóbal Montoro (Jaén, 1950) es el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas. Y también el especialista del Gobierno en generar polémicas y meter miedo. O al menos intentarlo. Primero fue con las comunidades autónomas para que controlaran su déficit. Ahora le toca a los ayuntamientos, a los que ordena cerrar empresas públicas porque acumulan números rojos. La tiene armada, porque la orden empezó por los ayuntamientos de Valencia y Alicante, con mayoría del PP y a los que ha puesto en pie de guerra respaldados por el resto de municipios del país.

¿Será en realidad postureo político para demostrar ante los socios de la Unión Europea que el Gobierno no se anda con chiquitas y que está dispuesto a todo para controlar el déficit y la deuda de comunidades y autonomías?

Lo cierto es que Hacienda aplica desde hace meses la estrategia de advertir a las administraciones públicas regionales y locales de las duras consecuencias que conllevaría cualquier posible desvío presupuestario.

La anterior polémica desató la ira del Gobierno de Asturias, que llegó a decir, en contra de toda cortesía institucional, que estaba "harto de la soberbia" del Ministro Montoro.

Todo surgió porque el Ministerio de Hacienda envió una carta a la consejera del área del Principado, Dolores Carcedo, apremiando al Consejo de Gobierno asturiano a aprobar una retención de crédito por haber incumplido el límite de déficit de 2015. Una situación que obedecía a cuestiones coyunturales, como, por ejemplo, incorporar a la contabilidad regional el contrato de la autovía AS-II (Oviedo-Gijón).

El Principado se negó en rotundo a realizar esa retención de crédito y finalmente Hacienda tuvo que aceptar los argumentos del Principado.

Ahora ordena por escrito a los ayuntamientos que cierren las empresas municipales deficitarias. Pero verbalmente dice sólo pide información para buscar soluciones. Decir una cosa y la contraria no significa, inciden desde Hacienda, que el Ministro rectifique. Es que se le interpreta mal.

Lo que está claro es que Montoro no tiene manías. Ha protagonizado algunas polémicas sonoras hasta con sus compañeros, como el ministro de Exteriores, José Manuel Margallo, al que acusó de "arrogante intelectual". Eso sí, la respuesta fue que él es un "ácrata".

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