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Colillas y ahumadores, los otros descuidos que queman el bosque

Varias personas, juzgadas en Asturias por imprudencias como la que causó el incendio con un fallecido en La Palma

Efectos del incendio de Busindre, en 2006. ELENA PELÁEZ

El incendio que arrasa la isla canaria de La Palma, y que causó la muerte de un guarda forestal, se originó después de que un turista alemán de 27 años quemase un trozo de papel higiénico que había utilizado para limpiarse después de defecar. En Asturias, sin contar los casos de aquellos agricultores o pastores que realizan quemas de rastrojos que terminan en incendios forestales por negligencia, también se han producido imprudencias tan flagrantes como la de La Palma, aunque sin sus trágicas consecuencias. Varias personas han sido juzgadas por ello, enfrentándose a penas nada desdeñables de cárcel.

Un operario del Ayuntamiento de Pesoz se sentó en el banquillo a principios de este año, acusado de provocar un incendio forestal al tirar en el monte una colilla mal apagada, con tan mala suerte que acabó sobre una mancha de gasolina que se había derramado desde una garrafa, mientras realizaba labores de limpieza de la senda entre el puente y la capilla de la localidad de Argul. El fuego destruyó 13 hectáreas, siete de ellas de arbolado, y motivó unos gastos de extinción de más de 78.000 euros.

El año pasado fue condenado a seis meses de cárcel un apicultor gallego acusado de causar un incendio en Ibias al dejarse encendido un ahumador de colmenas, utilizado para atontar a las abejas y poder sacar así la miel. El fuego, declarado el 13 agosto de 2012, se inició en la zona de La Cortina y afectó a 120 fincas en Asturias y una veintena en Galicia. El fuego fue de tal magnitud que se generaron unos gastos de extinción de 330.000 euros.

La región también ha registrado importantes incendios a causa de la falta de celo por parte de las empresas eléctricas. Un Juzgado de lo penal de Avilés, condenó al jefe de Operaciones y Mantenimiento en Asturias de Hidrocantábrico, J. M. S. A., a seis meses de prisión, por un incendio forestal por imprudencia grave producido en julio de 2006 en el monte Tarín (Gozón), por el contacto de unos cables con el arbolado, debido a la falta de conservación de la "calle" por la que transcurría el tendido. En este caso, los daños no llegaron a la hectárea.

En otro caso similar, el del incendio de Busindre (Valdés), que destruyó en 2006 unas 1.600 hectáreas, una juez de Avilés no halló culpable al responsable del mantenimiento de la línea, a su vez jefe del "Sector Luarca" en la empresa E.On, y dos técnicos de la empresa Applus.

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