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JUAN DELGADO GARCÍA | Empresario e impulsor del montañismo en Asturias | Memorias y 2

"A los heridos y a los muertos había que bajarlos en una escalera o a la espalda"

"Mientras tienes facultades haces cosas difíciles, pero llega un momento en que esa etapa se termina, a mí se me acabó a los 40"

Juan Delgado, en su despacho de Fundiciones Infiesta, S. A. JUAN PLAZA

La afición montañera llevó a Juan Delgado García, con el transcurso de los años, a caminar por montañas de los Alpes, "fui mucho al Pirineo y, en Japón, aprovechando un viaje con mi mujer, subí solo al Fujiyama". Antes, a mediados de los años cincuenta del siglo pasado y en las postrimerías del Protectorado español de Marruecos, también ascendió algunas cumbres africanas. "Fui alférez de complemento en Xauen (la ciudad santa situada al sur de Tetuán, que era la capital del Protectorado). Pedí destino a Marruecos para ver un país distinto, y allí estuve seis meses, en un regimiento de Infantería, y jugaba también al baloncesto en el África Ceutí, el equipo de Tetuán. Fue una forma de conocer mundo y en los seis meses no vine a casa ni una vez de permiso".

-¿Se puede decir que estuvo en todas las cimas de Asturias?

-No hay nadie que pueda decir que subió a todas las cimas de Asturias, aunque para conocer algo tienes que dedicarle tiempo y ser perseverante. Mi primer trabajo fue en el macizo de Ubiña y durante una época fui todos los fines de semana. Dediqué también mucho tiempo al parque natural de Redes, donde hice un trabajo que me iban a publicar, pero no apareció, al final, el dinero.

-¿En peligro en alguna ocasión?

-El mayor peligro que pasé en el monte fue en el Pirineo, en Panticosa, haciendo esquí de montaña. Estaba parado y pasó un señor con esquíes también, me tiró y empecé a rodar por una pendiente. Como a los veinte metros puede clavar los esquíes en un tronco mocho y así me salvé. Luego tuve otro accidente de invierno escalando, me cogí a una roca que no estaba segura.

-¿Vivió en primera persona alguna desgracia montañera?

-Participé en los primeros rescates en el Naranjo. El primero en el de Berrio y Ortiz, los dos montañeros vascos que se mataron en el Naranjo (en 1969) en una escalada invernal. Después estuve en el de Lastra y Arrabal (en 1970 y Arrabal acabó falleciendo a causa de una pulmonía). En aquella época empezaron a hacerse invernales, pero llegó un momento en el que la Guardia Civil prohibió salir en invierno, pero la prohibición duró un año. Entonces no había grupo de rescate de la Guardia Civil, éramos nosotros, en la Federación, los que teníamos un grupo, la gente que estaba en la Escuela y en el Grupo de Alta Montaña, la más cualificada que había en aquel momento en Asturias, era lo que había. A los heridos y a los muertos había que bajarlos encima de una escalera o a la espalda, pero entonces la Federación Española ya tenía unas perchas especiales para sujetar entre dos y me acuerdo que compramos dos perchas para los rescates en Asturias.

-¿Cuál es la montaña más peligrosa de Asturias?

-De dificultad es el Naranjo, no cabe duda, por la cara Oeste, que yo no la hice nunca.

-¿Cuántas veces subió a la cima del Naranjo?

-En mi vida dos veces, pero dediqué mucho tiempo al conocimiento general de la montaña con Juan Torío, que era como un hermano. Hicimos muchísimas escaladas.

-¿Qué hacía para ese conocimiento general de la montaña?

-Lo primero, el conocimiento de las vías de escalada...

-¿Hay que hacerlas?

-Hacerlas todas es imposible, y después, cuando se sabe la dificultad, se clasifican. Para hacer un trabajo como éste (señala el lápiz de almacenamiento) de los Picos de Europa hay que conocer la montaña en profundidad y tienes que contar también con una bibliografía muy importante. El trabajo está dedicado al conocimiento, la conquista y los nombres.

-¿Cuáles fueron sus etapas en la montaña?

-Son como la vida. Mientras tienes facultades haces cosas difíciles, pero llega un momento en el que esa etapa se acaba, a mí se me acabó a los 40 años. Dejé de hacer escalada de dificultad, pero seguí haciendo escalada de la que se denomina clásica. En los Picos de Europa hicimos prácticamente todas las cresterías, que es lo que te da un conocimiento muy profundo de la montaña.

-¿Por qué?

-Cruzas varias cumbres y es una actividad muy bonita, pero cuesta, hay que subir y bajar continuamente.

-¿A qué edad dejó de subir a las cimas?

-Cerca de los 50 años. Luego seguí subiendo cumbres normales, de las que no tienen mayores dificultades para escalarlas.

-¿Qué cualidades hay que tener para dedicarse al montañismo?

-Lo primero hay que estar físicamente bien, claro.

-¿Hacía gimnasia?

-No, nada de ejercicios especiales. El montañismo clásico lo hacíamos de una forma, vamos a decir, natural.

-¿Cambió mucho?

-El montañismo es una evolución, como la vida. Ahora la gente se prepara y, por ejemplo, en Torrecerredo tenemos un pequeño rocódromo donde la gente hace manos y dedos. Los alpinistas cada vez buscan dificultades mayores. Antes escalábamos con botas duras y ahora usan las que llaman "pies de gato", muy flexibles, por no hablar de la ropa. Nosotros subíamos con camisetas de algodón y unos pantalones normales, pero ahora hay tejidos magníficos y unos equipos estupendos.

-¿Cuándo comenzó en Asturias el "boom" de ir a la montaña?

-Vivimos en una región privilegiada, y desde Galicia hasta los Pirineos tenemos distintos paisajes, y quien va cogiendo un poco de afición cada vez quiere conocer más. Creo que el montañismo se hizo popular en Asturias a partir de la época de las excursiones colectivas de los clubes y, luego, con los medios de transporte propios.

-¿Se cometen muchas imprudencias en el monte?

-Para la cantidad de gente que va al monte creo que no hay demasiadas. Quizá con internet, que permite buscar informaciones con facilidad, la gente va más informada, pero en el monte siempre hay riesgo, de eso no cabe duda. Hasta los montañeros más expertos pueden tener accidentes fatales en sitios que no parecen difíciles. La mayoría de los accidentes son por despistes. El gran problema está en la masificación de la montaña...

-Por ejemplo, ¿se debería establecer un cupo de visitantes diario para el parque nacional de los Picos de Europa y pagar por entrar?

-Pagar, no, pero regular la entrada, sí. Lo que se hizo en Muniellos fue una buena política. Lo que me parece que no está bien es que se organicen carreras con cien o doscientas personas haciendo una travesía en plan carrera y creando sendas artificiales.

-¿Es lógico que el parque de los Picos esté dividido entre tres administraciones autonómicas?

-Los españoles, desgraciadamente, somos muy individualistas y cada uno queremos hacer lo que nos parezca. Asturias, por la extensión que gestiona del Parque, no digo que debería tener la voz cantante, pero casi.

-¿La montaña hay que sufrirla, no valen los teleféricos?

-La montaña hay que sudarla, pero hay soluciones y soluciones, en los Alpes los teleféricos están perfectamente integrados.

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