El Gobierno regional descarta introducir cambios en la política de jubilaciones de los médicos, pese a la escasez de profesionales que sufren algunas especialidades y algunas zonas de Asturias. A preguntas de este periódico, fuentes de la Consejería de Sanidad explicaron que no se barajan modificaciones en la regulación actual, que establece como norma general que los facultativos se retiren al cumplir 65 años, salvo aquellos que, por las razones que sean, no puedan ser sustituidos y soliciten seguir.
"No tenemos pensado hacer ningún cambio, ya que la normativa vigente nos permite ampliar al personal estatutario más allá de los 65 años siempre que la voluntad de la Administración y del profesional sean coincidentes", indicó un portavoz de la Consejería. La norma entró en vigor en 2009 en contra de la opinión mayoritaria de los facultativos, del Sindicato Médico (SIMPA) y del Colegio de Médicos. Hasta ese momento, la mayor parte de los médicos prolongaban su vida activa hasta los 70 años.
En estos siete últimos años, la inmensa mayoría de los facultativos que han cumplido 65 años han tenido que jubilarse, aunque su voluntad fuera continuar. Un buen puñado optó por seguir en el sector privado. Según el SIMPA, en la sanidad pública asturiana se contabilizó la jubilación de 683 médicos de todas las especialidades desde diciembre de 2009 hasta el 31 de diciembre de 2015, a los que se sumarán "más de un centenar a lo largo de este año".
Sin embargo, en los últimos tiempos, según ha venido informando LA NUEVA ESPAÑA, la Consejería ha tenido que flexibilizar su postura debido a la falta de médicos en algunas especialidades, en particular médicos de familia y pediatras. Dada la imposibilidad de encontrar sustitutos en la bolsa de trabajo, en estas disciplinas se está concediendo la prolongación en el servicio con mucha más facilidad que antaño. Según Sanidad, no se trata de una praxis generalizada, sino que la prórroga en el servicio está otorgándose "en casos muy puntuales donde la escasez de profesionales sea grande".
