"No es un premio a una persona, sino a una forma de hacer". Así define Marcelino González, director general de la Cooperativa Campoastur lo que supone para esta empresa el reconocimiento obtenido con la Medalla de Plata de Asturias que les fue otorgada este año por el Gobierno del Principado.

Esta cooperativa nació en junio de 2012 de la unión de seis más pequeñas que existían ya en Asturias desde hacía varios años. Cuatro de ellas agropecuarias (Cooperativa Agropecuaria de Cangas del Narcea, La Oturense, Unión Ganadera de Tineo y COSEA), otra de productores de manzana de sidra (AACOMASI), y otra de consumidores (COASTUR). "Viendo modelos de integración cooperativa en otras regiones y países, vimos claro cual tenía que ser el camino a seguir: unirnos para tener un mayor tamaño que nos permitiera formar más sinergias entre empresas y sobre todo profesionalizar mucho más tanto los procesos productivos como la distribución", explica González.

Así, la cooperativa pasó a contar con tres áreas distintas de trabajo. De un lado, el área de producción animal, basado en la elaboración de piensos para alimentar al ganado. Dentro de este área la cooperativa cuenta con dos fábricas de pienso tradicional y otra de pienso ecológico, "es una forma buena de diversificar nuestro mercado, pensando en el futuro", analiza González. Además, venden ganado, tanto vacas como terneros, y tienen un grupo lácteo que vende toda la leche que elaboran los socios a los transformadores del mercado.

Quizás, dentro de este área, el punto más llamativo sea el servicio de sustitución en granja. "Es un servicio de ayuda para aquellos socios que, por cualquier razón, se tengan que ausentar de su explotación; si esto ocurre, va alguien de la cooperativa a realizar sus tareas por él", explica González. Este servicio cuenta con 15 personas y, durante el pasado año, hicieron más de 23.000 horas de sustituciones.

Sin embargo, la gran novedad de la cooperativa es el programa "Más que un respiro", orientado a todas las mujeres que trabajen en el medio rural asturiano. Este servicio busca apoyar a estas mujeres, tanto en el trabajo en el propio campo, como con las tareas domésticas tales que el cuidado de mayores o los más pequeños o la limpieza del hogar, que tradicionalmente recaen en la mujer. "Nuestra razón de ser es aportar calidad de vida a nuestros socios. Cada día surgen nuevas necesidades que tenemos que cubrir", enfatiza María Cruz Fernández, presidenta de Campoastur. "Este tipo de iniciativas son imprescindibles, sobre todo en el entorno rural, en el que las mujeres no tienen tantas facilidades como en las ciudades o villas. Además, es un doble beneficio, ya que por un lado, damos apoyo a la mujer trabajadora y por otro, creamos empleo en el área rural", explicita Fernández.

La segunda pata de la cooperativa es la producción vegetal, de suministros para el campo: semillas, plantas, abonos, servicios de maquinaria y productos fitosanitarios. En este área se incluye también la recogida de la producción de todos los socios de la manzana de sidra para venderla posteriormente a los llagares, de una manera muy similar a como se opera con la leche.

Dentro de este área, Campoastur también comercializa su propia faba asturiana, procedente de la producción de los distintos socios de la cooperativa.

El tercer y último área de trabajo es el de consumo. En esta tercera pata se engloban los supermercados, tiendas rurales y gasolineras que dependen de la cooperativa, además de un taller de sustitución rápida de componentes mecánicos de vehículos.

Así, en el común de todas las actividades, la cooperativa ingresó el año pasado más de 50 millones de euros, dando empleo de forma directa a 155 personas.

La cooperativa cuenta en total con más de 6.500 socios, 2.500 de ellos profesionales, y tienen presencia en 18 puntos geográficos de la región, "desde Tapia de Casariego a Posada de Llanes y desde la costa hasta el interior", añade González.

"Un premio tan importante como la Medalla de Plata de Asturias es un gran reconocimiento para un sector tan olvidado como el primario en Asturias, para nosotros es una bomba de oxígeno", analiza la presidenta. "Lo cierto es que es una grandísima satisfacción, además de un motivo de orgullo y, por encima de todo, una motivación. Además, los valores del premio coinciden con la filosofía de la cooperativa, con aquello en lo que creemos y por lo que luchamos", apostilla González, quien enfatiza: "creemos en el campo asturiano, en mantener los valores y la tradición, pero con innovación. Que el campo sea reconocido socialmente como lo que es y darle un valor añadido a los productos, ese es el gran reto".

Para la presidenta, este premio es un aliciente más para "seguir adelante, seguir trabajando, con crisis o sin ella, sacar adelante el sector rural asturiano", un sector del que dice que es "cambiante, varía mucho en tiempos muy cortos, cambian constantemente las tendencias y nosotros debemos estar al tanto para poder ofrecer siempre soluciones a lo que necesite el socio". ¿Cuál es la clave para conseguirlo? "Seguir la misma línea de esfuerzo y dedicación, y sobre todo trabajar duro en la comercialización: esa es la asignatura pendiente", concluye Fernández.