Caer en la trampa de los portales de viaje es fácil si uno no se anda con cuidado. Reservar pisos fantasma o pagar por adelantado sin saber en qué condiciones está el alojamiento son algunos de los riesgos que se corren a la hora de buscar una vivienda vacacional por internet. Aunque el cliente siempre se puede apoyar en los comentarios de los viajeros, la mayoría de las ofertas carecen de valoración. En parte, debido a que son "nuevas".

Cada minuto, las páginas web suman más y más ofertas. Algunas de ellas vienen acompañadas de fotos y otras, directamente no. También se da el caso de propietarios que sólo cuelgan imágenes del exterior de la vivienda o de la localidad en la que se ubica. A todo ello hay que sumar otro inconveniente más: no sabemos con quién compartimos el piso. El contacto que se mantiene con el dueño suele ser online. De hecho, hay portales que no publicitan ni el número de teléfono.

Las ofertas en Asturias van desde casonas de lujo con más de ocho dormitorios en Caravia hasta viviendas en un avanzado estado de deterioro y dejadez en Trubia. Lo bueno, bonito y barato no siempre se encuentra. Incluso a veces superan en precio a los hoteles de varias estrellas. Ello demuestra que páginas como Airbnb, que supuestamente promueve la economía colaborativa, es en realidad un "negocio", como destaca Turismo.

El proceso para registrarse en estas páginas es muy sencillo. Basta con dejar constancia del nombre y del apellido (que pueden ser falsos) y el correo electrónico. Airbnb también exige poner una foto de perfil para que la identidad del usuario esté "verificada". ¿El problema? Que la foto también puede ser falsa.