Hasta siete grados bajarán esta semana los termómetros, después de un puente festivo de calor extremo, en el que el sol desapareció por momentos debido a la niebla y las tormentas. Asturias fue, de hecho, la región que más rayos registró en la noche del domingo al lunes. Las descargas eléctricas vinieron acompañadas de madrugada de fuertes precipitaciones que en la zona centro de Asturias llegaron a acumular 32 milímetros por metro cuadrado en seis horas. Esos mismos chaparrones dieron paso ayer de día a una jornada de bochorno, con temperaturas máximas superiores a los 33 grados. Pero la ola de calor se acaba y Asturias afronta una semana de inestabilidad, en la que no fallarán las nubes, la lluvia y el fresco.

El mercurio empezará a bajar hoy, aunque de forma paulatina. Lo peor vendrá a partir de mañana, con precipitaciones probables a partir de la tarde. "Nos espera una semana de nubes y chubascos, que puede que se alarguen hasta el fin de semana", explica el presidente de la Asociación de Comunicadores de Meteorología, José Miguel Viñas, que descarta para estos días la formación de bancos de niebla. "Es muy difícil de predecir pero las acumulaciones que se produjeron este fin de semana en algunas zonas de Asturias están relacionadas con la temperatura del mar. Las corrientes provocan que el Cantábrico se enfríe y el viento caliente que circula en paralelo al agua hace que se condense". Eso explica, según Viñas, que la bruma estuviese focalizada en las playas. "A los cinco kilómetros de los arenales lucía el sol", añade.

Vinculada a esta niebla y al bochorno también están las tormentas, según el delegado de la Agencia Estatal de Meteorología en Asturias, Manuel Antonio Mora. "Al haber tanta humedad en la costa es fácil que se formen los rayos. La mayor parte de ellos tuvieron lugar en Oviedo y las cuencas, entre las dos y las cinco de la madrugada", detalla. Fueron muchos y de una gran intensidad, que rompieron el sueño a muchos asturianos.