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JAVIER CUEVAS MAESTRO | Investigador en el Laboratorio Europeo de Física de Partículas

"La Universidad debe mirar hacia la empresa, da potencia y competitividad"

"El bosón de Higgs marcará un antes y un después pero habrá más cosas, tratamos una ciencia que no sabemos qué puede deparar"

Javier Cuevas Maestro, delante de la Facultad de Geología. IRMA COLLÍN

Javier Cuevas Maestro (Santander, 1961) es profesor de Física en la Universidad de Oviedo e investigador en el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN), una instalación científica muy potente, con sede en Ginebra, Suiza, en la que colaboran más de tres mil investigadores de diferentes partes del mundo y se encuentra el mayor acelerador de partículas del mundo (LHC). Con Cuevas a la cabeza, el grupo de Física Experimental de Altas Energías de la Universidad de Oviedo tuvo un papel protagonista en el hallazgo del bosón de Higgs, al que se llama popularmente "partícula de Dios", un descubrimiento científico que, según Cuevas, ha marcado un "momento significativo en la historia".

En la actualidad, Javier Cuevas vive entre Oviedo y Ginebra, adonde se desplaza por lo menos dos veces al mes para supervisar parte del detector de partículas. Recientemente nombrado catedrático, el profesor destaca las aplicaciones médicas que han aparecido a partir del descubrimiento de la "partícula de Dios". También habla del funcionamiento de la Universidad y apunta a la buena generación de físicos que estudian en Asturias.

-¿Cuánto tiempo dedica en la actualidad al CERN?

-Es un proyecto que, si todo va según lo esperado, me va a llevar toda mi vida. El CERN es un plan científico único en el mundo que está previsto que acabe en 2035. Comenzó en 2011, pero realmente se empezó a proponer en 1989. Es un proyecto de casi cincuenta años, es algo global.

-¿Por qué se acaba en 2035?

-Por razones de rendimiento no. Lo que cuesta hacer esta máquina, el acelerador, y sacarle rentabilidad requiere un número de años. Salvando las distancias es como un coche, yo puedo elegir muchos modelos, pero en esta caso sólo hay uno en el mundo. El año 2035 es una estimación, pero en mi opinión bastante precisa.

-¿Cómo compagina ser investigador en Ginebra con su trabajo como profesor en la Universidad?

-Más o menos se divide a la mitad, le pasa lo mismo a mis compañeros del CERN. Tenemos nuestra parte docente, a la que dedicamos más o menos la mitad del tiempo, y durante el resto investigamos.

-¿En qué están trabajando en este momento en Ginebra?

-Ahora esencialmente trabajamos en la parte del detector del acelerador de partículas. Para entendernos, el detector es como una máquina fotográfica que retrata lo que está pasando en el acelerador, nosotros analizamos los datos que nos proporciona para luego poder trabajar con ellos.

-¿Cómo es la coordinación de tantos científicos de países distintos que trabajan en este proyecto?

-Pasamos una buena parte de tiempo en Ginebra. Yo personalmente voy dos, tres o cuatro veces al mes. Hoy en día desde la propia Universidad transmitimos todos los datos a los otros centros mediante la red. La comunicación es algo que se ha superado en los últimos tiempos.

-¿Cuánta gente de la Universidad de Oviedo colabora con el CERN?

-Entre profesores y estudiantes de doctorado somos unas diez personas. La Universidad de Oviedo tiene una presencia importante. En España hay otros tres grupos que colaboran con el CERN, dos en Madrid y uno en Santander.

-¿El descubrimiento del bosón de Higgs, en el que usted participó, se va quedar guardado en el tiempo?

-Sin ninguna duda, va ser algo que va a marcar un antes y un después. Pero no nos vamos a quedar ahí, habrá más cosas. Tratamos una ciencia que nunca sabemos muy bien lo que puede depararnos.

-¿Hay algún momento que recuerde especialmente del descubrimiento del bosón de Higgs?

-Podemos decir que no es un momento prolongado en el tiempo. Realmente llevábamos trabajando con esto desde 1990. A finales de 2011 ya estábamos convencidos de que teníamos algo, y al año siguiente ya estábamos completamente seguros.

-¿Qué aplicaciones hay hoy en día que se deriven de la partícula de Higgs?

-Fundamentalmente las hay en medicina, tanto la parte de detección de enfermedades como de tratamiento. Hoy en día hay más de veinticinco hospitales por el mundo en los cuales el tratamiento que se hace de las enfermedades se realiza con tecnologías derivadas del LHC.

-¿Es pronto para hablar de revolución tecnológica en medicina?

-Está comenzando a ser una tecnología prometedora, pero todavía no es una auténtica revolución, porque son más de veinte hospitales y hablamos de todo el mundo. Probablemente irá a más.

-¿Qué otras funciones tendría?

-También en temas de eficiencia, por ejemplo en paneles solares. El aeropuerto de Ginebra los ha adquirido y su uso supone el 40 o el 50 por ciento más de eficiencia que los normales. También se hace mucho tipo de tecnología derivada.

-Desde el punto de vista tecnológico, ¿qué nos podemos esperar durante los siguientes años?

-En Ginebra observamos que lo que trabajamos puede tener impacto en casi todos los campos. El siguiente acelerador va ser cuatro veces mayor que el anterior. Últimamente ponemos mucho énfasis en tecnología de imágenes.

-Hablando de la Universidad, ¿cómo funcionan los grupos de investigación?

-En general yo creo que podemos decir que funcionan muy bien. La mayor parte de los departamentos tiene grupos de investigación muy fuertes. En funcionamiento podemos ser comparables a cualquier Universidad de Europa.

-Muchos colegas suyos dicen que la investigación siempre debe estar aplicada a algo concreto.

-Yo soy de una línea muy general, hay que hacer investigación siempre, aunque no esté aplicada, porque en cualquier momento pueden aparecer usos concretos que no nos esperábamos. Dicho esto, evidentemente tiene que haber una fracción muy importante orientada hacia la investigación aplicada.

-¿Para eso es indispensable la colaboración de las empresas?

-Sí, totalmente. La Universidad de Oviedo tiene que mirar a las empresas, y viceversa. Eso es lo que en un futuro nos puede dar potencia y competitividad.

-¿Y eso está siendo así? ¿Existe colaboración entre Universidad y empresas?

-Está pasando, pero todo es mejorable. Yo creo que cuanto más pase mejor. Tenemos que tener un flujo claro de ida y vuelta de conocimiento con las empresas. Una cosa que debería pasar más es que cuando los alumnos acaban las carreras las empresas los llamaran. Pero cuando son doctores, las empresas no se benefician tanto de ellos. Normalmente cuando alguien acaba la tesis quiere quedarse en la Universidad porque no ve la salida a la industria. Cuando has dado un salto más en la Universidad, muchas veces la industria no es capaz de ver ese valor añadido. En otros países de nuestro entorno sí que ven esa diferencia y eso es muy importante.

-¿Y qué pasa con la financiación?

-No estamos pasando por la mejor época económica en el mundo, con lo cual la financiación se ve afectada; hay una clara repercusión. De todas formas, aunque no estamos en el mejor momento, tampoco es una situación tan crítica como hace pocos años. Sí creo que nos estamos empezando a recuperar. En mi campo el pico culminante de financiación fue en 2008. Hay que ir adaptándose a los nuevos tiempos.

-¿Cómo vienen las nuevas generaciones de físicos?

-La Facultad de Ciencias está en un momento magnífico. Tenemos un plantel de profesorado muy bueno, y los alumnos también. Es gente muy motivada y con interés, cuando les das clase te das cuenta del enorme potencial que hay, y eso es lo que tenemos que mantener. También hay que destacar la doble titulación de Matemáticas y Física, que está funcionando muy bien.

-¿La física sigue siendo un campo predominante de hombres?

-Yo creo que no. En las conferencias de profesionales se intenta que haya variedad. En el CERN probablemente haya más hombres, pero yo creo que en física de partículas hay tantos hombres como mujeres.

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