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EDUARDO JOSÉ MICHEL | Jefe de Cancillería de la Embajada de Argentina en España

"Argentina trabaja para recomponer las relaciones rotas con España desde 2012"

"Tenemos muchos convenios pendientes que no pueden firmarse por el problema con la investidura, eso nos limita mucho"

Eduardo José Michel, en Cudillero. G. GARCÍA

Eduardo José Michel apura los días de descanso que le restan en Cudillero, disfrutando de la paz y la calma del lugar. En este remanso se encuentra alejado del ajetreo que supone su labor dentro de la Embajada de Argentina en España, donde ocupa la Jefatura de Cancillería. Es uno de los hombres en los que Mauricio Macri, flamante presidente de la República, ha depositado su confianza para rehabilitar las relaciones bilaterales con España, muy dañadas desde la expropiación de Repsol en 2012.

-¿Cómo se ha encontrado estos meses en España?

-Llegué a España con la actual gestión, que está encabezando el embajador Ramón Puerta. Venimos con muchísimas ganas de relanzar las relaciones bilaterales con este país, de recomponer un poco lo que pasó en los últimos años. Es lo que estamos haciendo, por lo que trabajamos, en un tiempo en el que las relaciones entre estos dos países se encuentran en un momento muy alto. Sobre todo gracias a una serie de reformas que ha emprendido Argentina, así como a la nueva visión y a la nueva forma de insertarse en el mundo.

-¿Qué papel juega España en esa nueva visión?

-Es muy grande la importancia que le brinda Mauricio Macri a España. Nuestro presidente tenía la intención de que fuera el primer país en visitar de forma oficial. Desgraciadamente, eso no pudo ser, porque España está con este proceso de la investidura que aún no ha terminado y hasta que haya un gobierno constituido debemos postergar esa deseada visita.

-Habla de unas relaciones rotas en la etapa anterior que ahora se quieren reconstruir. ¿Cómo es ese trabajo?

-La primera señal positiva fue la designación de Ramón Puerta como embajador de Argentina ante España. En primer lugar, porque es una figura política muy importante. Él fue presidente de Argentina por unos días en 2001, un periodo muy delicado por la crisis que vivimos. Le tocó vivir muy de cerca ese proceso. Fue presidente, por dos veces, de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado argentino y tiene un currículum muy importante. También representa el pluralismo que tiene el actual Ejecutivo, porque él es una figura de mucho prestigio dentro del peronismo, que es parte de la oposición al Gobierno actual. Es una señal importante traer a una persona de la absoluta confianza del presidente. En ese sentido, tuvo mucho peso, también, la visita en mayo de nuestro ministro más prestigioso, Alfonso Prat-Gay, de Economía y Hacienda. Tuvo una muy buena receptividad. Fue un gesto muy importante. Todo esto hace que se relancen las relaciones después de un momento difícil, en 2012, cuando se expropió Repsol, donde prácticamente las relaciones bilaterales se quedaron congeladas. Estamos superando esa situación, trabajando muy bien con los funcionarios que tiene España. Además, tenemos muchas peticiones de empresas españolas que tienen interés o en ampliar las inversiones que tienen en Argentina o en entrar al mercado. En este sentido, un punto muy importante no son solamente los vínculos que tenemos familiares, sociales o de cooperación. España es el segundo inversor en Argentina, tras Estados Unidos. Queremos que España tenga el primer lugar otra vez, tras haberlo dejado con el "caso Repsol".

-¿Cómo se ve a España desde Argentina?

-Tenemos en Argentina la colonia más grande de españoles en el exterior. Son 430.000 españoles los que viven en nuestro país. Éstos son los inscritos en el Consulado, pero seguramente son muchos más. Con lo cual, todo lo que sea España se vive muy de cerca. Esa colonia es muy importante y se hace mucho proselitismo cuando hay elecciones en España. Existe mucha inquietud y mucha preocupación con lo que está sucediendo en la actualidad para formar gobierno y despierta mucho interés. Para nosotros es un proceso que vemos con mucha curiosidad, porque es diferente al nuestro. Nos resulta interesante el clásico bipartidismo español, que ahora tiene este problema de que han aparecido otros partidos. Esta tradición de bipartidismo se tiene que transformar de repente en algo parecido a lo que tiene Italia. Además, en forma de parentela o familiar, hay muchísimos vínculos entre ambos países. Tenemos mucha cercanía: idioma, cultura o inversiones. Todo hace que seamos tan parecidos. Siempre te encuentras con algún argentino que tiene parientes en España. O al revés.

-¿La falta de Gobierno en España afecta a las relaciones con el resto de países?

-Nos gustaría tener un relanzamiento más estrecho con España. Esta situación significa una limitación en el hecho de que tenemos muchos convenios en los que estamos trabajando que no pueden terminar de firmarse porque falta la investidura. Nos preocupan muchísimas cuestiones vinculadas con este país. España para nosotros es una puerta de ingreso a Europa, siempre ha sido un aliado muy cercano de Argentina para negociar temas comerciales. Ahora, por ejemplo, estamos con el relanzamiento de las negociaciones entre Mercosur y la Unión Europea. España siempre ha sido un interlocutor muy válido para nosotros. El hecho de que no tenga gobierno a nosotros nos limita. No sabemos, por ejemplo, si Rajoy podrá participar en la cumbre del G-20, y otras cuestiones que para nosotros son importantes. Es más fácil para Argentina cuando España está presente que cuando no está.

-Recientemente conocíamos la decisión de Gran Bretaña de dejar la Unión Europea. ¿Qué puede suponer el "Brexit" para Argentina?

-Es algo que nos parece totalmente novedoso. Estaba en la mente de pocas personas prever que un miembro de uno de los proyectos de integración más importantes, como es la Unión Europea, haya tenido esta situación como país clave. Dentro de esto, observamos el proceso con mucha prudencia. Evidentemente, al igual que España ve que puede haber algún resultado con Gibraltar, nosotros vemos que se abre una oportunidad para las Malvinas. Habrá que ver cómo se maneja, cómo evoluciona todo el proceso. Cruzamos los dedos y esperamos que no sea una demora en el proceso entre Mercosur y la Unión Europea. Llevamos dieciséis años intentado sacarlo y esta vez fue Argentina quien lo propuso y quien pudo llevar adelante la reapertura del intercambio de negociaciones. En ese sentido, se nos va un aliado importante, porque Gran Bretaña era quien tenía, a pesar de todo, una visión más aperturista de la que pueden tener Francia o Irlanda en materia de agricultura.

-¿Qué espera conseguir su país con este acuerdo?

-Tenemos varios intereses. Básicamente, en materia de agricultura. Somos grandes exportadores agrícolas y queremos levantar todas las barreras arancelarias que tiene la Unión Europea para poder competir libremente y resolver algunas cuestiones pendientes. Tenemos una estructura productiva muy capacitada.

-¿Habrá muchos cambios en las relaciones diplomáticas si Donald Trump llega al poder?

-Donald Trump, según las encuestas, ha ido quedando un poco por detrás de Hillary Clinton; hoy tienen más opciones de llegar al poder los demócratas. No obstante, yo comparto la visión que tienen en la Embajada de Estados Unidos: ese país tiene una maquinaria muy precisa, una estructura gubernamental muy fuerte, que muchas veces hace que la sangre no llegue al río. Obama, a pesar de sus dos mandatos y de toda la fuerza que puso para levantar la cárcel de Guantánamo, no pudo hacerlo, porque la misma Administración no se lo permitió. En caso de que llegue a ganar Donald Trump, tendrá límites al poder de hacer cosas fuera de lo que es la política exterior norteamericana tradicional.

-Venezuela es otro de los focos de interés para España, y para Argentina. ¿Cómo les afecta la situación que están pasado?

-En América Latina hay un cambio de tendencia y el proceso en cierta forma lo lidera Argentina. Fue el primer país que cambió en el eje del Atlántico y se fue más hacia gobiernos más enfocados a los mercados. Lo han seguido Brasil y Paraguay. Venezuela es un caso complejo, que tiene un proceso muy difícil, que esperemos que lo puedan resolver. Desde nuestro punto de vista, la mayor preocupación que tenemos con Venezuela es que estamos trabajando para ver quién va a presidir el Mercosur. Uruguay acaba de finalizar su presidencia y la ha dejado. Le correspondería a Venezuela, pero se han levantado una serie de cuestiones y quizás algunos países socios están viendo que esa presidencia no tendría que ser para Venezuela. Ingresó con ciertas condiciones, que, en principio, no estaría cumpliendo. Tenemos ese debate interno. Estamos proponiendo que se haga de la forma más institucional que sea posible, con reuniones y cumbres, para lograr una solución.

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