La apertura al tráfico ferroviario de la variante de Pajares acumula un retraso de seis años con respecto a las previsiones que se tenían al inicio de los trabajos. Cuando se puso la primera dovela del trazado, en febrero de 2004, el Gobierno de José María Aznar estimaba que el nuevo acceso del tren a la región estaría listo para 2010. Poco después, tras llegar a La Moncloa, el siempre optimista José Luis Rodríguez Zapatero rebajó la previsión a 2009. Ni uno ni otro.

Tras aquellos primeros incumplimientos, la fecha prevista de apertura se fue retrasando a 2011 y 2012, hasta que el entonces ministro socialista José Blanco, reconoció que el tramo no estaba en disposición de ser inaugurado hasta mediados de 2013. Mariano Rajoy mantuvo ese compromiso en sede parlamentaria, aunque poco tardó su titular de Fomento, Ana Pastor, en demorar la fecha a 2014 y, después, a finales de 2015.

Los retrasos acumulados en las obras, que llevan meses paralizadas, han provocado el incumplimiento de todos los compromisos. El pacto entre PP y Ciudadanos, firmado el domingo, compromete el final de las obras para el año que viene. Es un plazo ajustado, a la vista de la marcha de los trabajos, pero los expertos aseguran que se puede cumplir. Todo es cuestión de presupuesto, afirman.