Grado es un pueblo sumido en la tristeza y la indignación. Los moscones no superan su estupefacción por la trágica muerte el pasado domingo del médico Francisco Crego Marcos presuntamente a manos de su vecino de La Barraca D.J.J., alias "El Araña". Familiares, amigos y pacientes despidieron ayer a don Francisco, Moscón de Oro e Hijo Adoptivo de Grado, entre lágrimas y aplausos. Además, el Ayuntamiento decretó dos días de luto oficial "por un hombre que ha hecho de su profesión su vida y que representa la figura de ese médico rural de abnegada dedicación".

La iglesia de San Pedro estuvo abarrotada de gente para despedir al doctor y acompañar a su familia en estos momentos. La indignación que sienten los moscones era palpable en el ambiente y el párroco local, Reineiro García, se encargó de dar sosiego en su homilía: "Hay que confiar en nuestro Señor para tener consuelo más allá del resentimiento". El cura añadió que "el silencio de este pueblo lo dice todo". También estuvieron presentes durante el oficio otros prelados como Alberto Reigada, quien indicó que la presencia de cientos de personas es el símbolo de gratitud al médico. García indicó: "despedimos a un hombre honesto, un hombre bueno simple y llanamente, nada más y nada menos".

La emoción era incontenible. Una cerrada ovación despidió el féretro de Crego mientras los sollozos rompían el implacable silencio de la plaza. Uno de los momentos más tristes, que dejó afligidos a los presentes, fue la salida de su nieto pequeño, Francisco González-Quirós, que rompió a llorar sin consuelo a la salida del templo.

Y es que no hay alivio ni palabras que expliquen el trágico desenlace de la vida del doctor Crego, dedicada a la medicina, a su familia y a los pacientes. "Es un suceso tan lamentable y de una crueldad tal que no hay forma de explicarlo. Es inolvidable por la grandeza de su persona", señaló José Ramón González, médico en Grado desde 1990.

A darle el último adiós también acudió el médico rural Francisco González Arechaga, con quien compartió décadas de profesión en Grado. González comenzó dando descanso a Crego, pues era el único médico soltero de la comarca en la década de los sesenta del pasado siglo. Así iniciaron una profunda relación de amistad que se ha roto "por la falta de moral y principios que conocimos siempre".

Hasta la iglesia también llegó María del Mar Coto, presidenta de Cruz Roja en Grado. "Siempre fue el médico de mi familia y en el último tiempo me daba aliento y ánimo para superar la enfermedad, siempre preocupado por cómo me encuentro, estoy consternada", comentó.

Crego era buen médico para sus pacientes, pero lo que todos los vecinos resaltaron ayer fue su calidad humana. "Atento, cercano, cariñoso... más no lo podía ser", dijo Concha Llano. Tras el aplauso de sus vecinos, Crego fue enterrado en el cementerio municipal junto a su esposa Ana Mari, a quien nunca pudo olvidar desde su fallecimiento en 2009.