A finales del primer trimestre del pasado curso las escuelas de primer ciclo de Infantil (niños menores de 3 años) albergaban a 3.168 niños, distribuidos en 267 unidades y atendidos por una plantilla de 529 educadores, con 64 escuelas abiertas a lo largo de toda Asturias.
Esta última frase es más retórica que real. En realidad hay escuelas donde hay demanda. Casi la mitad de municipios asturianos no cuentan con este equipamiento.
Las cifras actuales de matriculación las facilitó esta semana el consejero de Educación Genaro Alonso. Por el momento, 3.113 niños. La cifra aumentará previsiblemente en algunas decenas. En todo caso se trata de una matrícula inestable, casi volátil, en la que cuentan factores muy diversos como la actividad laboral de los padres, las circunstancias familiares y la disponibilidad económica. Y que haya una escuela cerca, por supuesto.
La escolarización de una etapa que no es obligatoria se queda en Asturias en torno al 17%. Desde la oposición política se achaca tan escueto porcentaje a los precios públicos en vigencia: 232 euros al mes por niño a jornada completa y 139 (el 60%) a media jornada.
Pero los políticos, en esa dinámica de mensajes a medias tintas que tanto gusta, olvidan el sistema de bonificaciones. Como ejemplo: a una familia de tres miembros que gane entre 638 y 957 euros brutos al mes se le bonifica el 70% del precio público. O sea, tendría que abonar unos 162 euros por el niño a jornada completa. Es una yuda aunque todos coinciden en que se trata de una bonificación mejorable. Y esa mejora podría atraer matriculación.
Esa misma unidad familiar solo perdería las bonificaciones (con porcentajes distintos) a partir de un ingreso mensual de 1.596 euros. Para calcular ingresos y bonificaciones la Administración utiliza el llamado IPREM, referencia nacional que sirve para todo tipo de tasas y precios públicos. El IPREM de 2016 queda establecido en 532 euros al mes. Por debajo de 1,2 IPREM (es decir, unos 638 euros al mes) la bonificación es del cien por cien, al margen del número de miembros de la unidad familiar.
El Principado se gastó el pasado curso 8,4 millones de euros en pagar a los ayuntamientos respectivos para que las administraciones locales financien los sueldos de los educadores, el comedor y el material escolar. La cifra se va a mantener este curso porque el Consejero aseguró el pasado miércoles que se garantizaban los fondos para pagar las nóminas del mismo número de educadores.
De esa cantidad total, las casi veinte escuelas que abren entre Oviedo y Gijón se llevan algo más de las tres cuartas partes del presupuesto. El primer ciclo de Infantil sigue teniendo en Asturias un carácter urbano.
El anuncio de que este año abre a tiempo parcial la escuela infantil de Taramundi, cerrada en su día por falta de niños, tiene todo el valor de lo simbólico. De los 37 concejos con escuela de 0 a 3 años que funcionaron el pasado curso en Asturias, 28 tenían solo un centro en activo, y ocho escuelas se mantenían abiertas con matrícula por debajo de los treinta pequeños. Solo cinco municipios asturianos mantuvieron en el curso 2015-16 una matrícula de más de cien niños: Gijón, Oviedo, Avilés, Castrillón y Langreo.
El declive demográfico de las alas en Asturias es el contexto en el que se desenvuelve la matrícula del primer ciclo de Infantil. Sin niños no hay escuelas. La crisis económica tampoco ayuda porque si los padres no trabajan el niño se queda en casa; tiene quien le cuide y, además, se ahorra un dinero.
La tranquilidad con la que todo parece que se inicia el curso en esta etapa, después de que Educación haya garantizado el empleo, no le quita un ápice de importancia a un año que debe servir para definir el modelo que sitúe al ciclo en el sistema educativo asturiano con todas las prerrogativas. Un ciclo de oferta universal y gratuita, aunque no obligatorio, y con el profesorado salido de un concurso oposición en el que primen la igualdad, el mérito y la capacidad.
