Hay unos 600 pensionistas venezolanos que han retornado a España en los últimos años, en su mayoría, gallegos, canarios y asturianos. Escaparon de la situación cada vez más deteriorada de Venezuela, pero ésta les ha alcanzado al otro lado del charco. Y es que, en enero, el Gobierno de Nicolás Maduro cortó el grifo y dejó de pagarles la pensión a la que tenían derecho, una catástrofe que los ha dejado literalmente a la intemperie: un "simpa" en toda regla, utilizando la expresión popular para referirse a las deudas que se dejan impagadas. Los afectados se están organizando en Asturias para pedir una solución al Gobierno central y al Principado. El martes celebran una asamblea en el Centro Municipal del Coto, en Gijón.

Dos de ellos son Aristóteles Tocuyo y su esposa, Lucía Herminia Fernández, que viven en Gijón desde hace nueve años. "Mi esposa cobraba la pensión desde el año pasado, pero desde enero ya no volvió a recibir ningún pago. En mi caso, solicité la pensión hace un año, pero no cobro nada", explica Tocuyo. Su mujer ha tenido que buscar un trabajo, pasados ya los 60. "Muchos compañeros han tenido que pedir prestado o dejar el piso e ir a Cáritas, porque no tienen para comer", añade.

Están completamente abandonados. Tocuyo remarca que la situación verdaderamente difícil se vive en Venezuela. "Allí tengo a mi padre y mis hermanos. Aunque suben los sueldos -hace nada un 50 por ciento-, se lo traga la inflación. No hay qué comer", explica. Y no ve una solución fácil. "Aunque se celebre el revocatorio, Maduro no saldrá del poder. La votación la ganará él. No hay una salida normal y democrática. Tampoco militar, el Ejército apoya al régimen. Y una guerra civil, tampoco. Para eso hacen falta dos bandos armados, y allí sólo tiene armas el régimen. Hace falta una nueva definición de dictadura para describir lo de Venezuela", concluye.

Un antiguo trabajador de Petróleos de Venezuela, despedido por Chávez hace 12 años por seguir un paro y que se vio obligado a afincarse en Gijón, explica que, pese a haber cotizado durante 29 años, lleva casi un año tramitando, sin éxito, el cobro de una pensión. Ha tenido que ponerse a trabajar para poder mantener a su familia. La situación es peor para su padre, de 84 años, y sus tíos de 79 y 80, que no han cobrado en todo 2106. "Trabajaron allí toda la vida, pagaron la Seguridad Social, para nada", indica este venezolano de 62 años. "La excusa es que les faltan dólares", dice. El impago deja a los jubilados en una situación terrible. "Para la gente mayor, tal como está la situación en España, es muy difícil conseguir trabajo, y más estando enfermos como están muchos de ellos", dice. Y lo peor es que el cambio político que arreglaría la situación es casi imposible. "Tienen el poder electoral y judicial, ponen trabas para que la gente vote, hay violencia, los medios están dominados por el Gobierno...", señala.

María del Carmen Gobeia, abogada de la Asociación de Amigos de Venezuela en Asturias, explica la situación: "Se justifican diciendo que no hay divisas, que no tienen liquidez, y aseguran que los pagos están en trámite, pero nunca cumplen. La realidad es que tienen el país quebrado y necesitan el dinero para otros menesteres. Además, no les gusta que la gente deje el país. Los consideran traidores".