Sólo se dejó vencer por el cáncer que la acosó durante doce largos y aristados meses. Pilar Fernández-Peña Molleda, ineludible referente de las luchas de las mujeres asturianas por los derechos civiles, falleció ayer en Gijón a los 78 años, después de tres décadas de infatigable y tenaz pelea en favor de la igualdad de géneros y contra la violencia machista. Fue durante muchos años la voz y la cara visible de la Asociación de Mujeres Separadas y Divorciadas de Asturias, que impulsó y presidió al poco de la fundación de la entidad, en 1986. Será despedida hoy en el tanatorio de Cabueñes, a las siete de la tarde, por su familia y compañeras de lucha social. La instalaciones gijonesas acogen la capilla ardiente.

"Ha sido una mujer que siempre luchó por todos los derechos de las mujeres, defendiendo posturas sobre el aborto, salarios iguales para hombres y mujeres, o permiso de maternidad, que parecían extremas entonces; y muy duramente, contra violencia de género", explicaron ayer desde la Asociación de Mujeres Separadas y Divorciadas de Asturias. Las militantes de esta organización estaban especialmente afectadas por el fallecimiento de quien ha encarnado con sostenida entrega, energía y convicción, un cuadro de reivindicaciones y denuncias no siempre entendido por algunos sectores sociales.

Gijonesa de 1938, quienes la trataron y conocieron elogiaron ayer su propensión a la sonrisa, idéntica a su capacidad para el entusiasmo y la defensa firme de sus opiniones.

Madre de cuatro hijos (Roberto, Pastorela, Martín y Liliana), fue a raíz de su proceso de divorcio cuando se acercó a una asociación entonces recién creada y a cuyo servicio, en primera fila, ha permanecido hasta que la enfermedad obligó a buscar una alternativa. Desde la asociación que presidió durante tanto tiempo la recordaron ayer como un "ser irrepetible al que tuvimos la suerte de conocer". Y más: "Una persona que, con su sola presencia, irradiaba tanto coraje que todos aquellos que estaban a su lado se sentían más fuertes".

Hace ocho años, después de que el Ayuntamiento de Gijón concediera una de sus medallas de plata al Consejo de la Mujer de la ciudad por la lucha en favor de la igualdad y el respeto, Pilar Fernández-Peña manifestó a este periódico: "Cuando empezamos, todo era mucho más difícil que ahora y estaba todo por hacer". La indesmayable combatiente pensaba, no obstante, que era mucho lo que faltaba aún por conseguir: "Las siguientes generaciones tienen que coger la antorcha para seguir". Le gustaba pensar en las luchas de cada día.