La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El olvidado "aeródromo rojo"

El concejo de Carreño albergó durante la Guerra Civil una pista de aterrizaje republicana que forma parte de la investigación de dos historiadores que analizan la batalla del aire en Asturias

Placa instalada en 1997

"Vi desde lo alto unas cosas que brillaban que soltaban aquellas maquinas infernales, al momento todo fueron explosiones". Con estas palabras relataba una testigo los bombardeos caídos sobre el casi olvidado "aeródromo rojo" de Carreño hace ochenta años, después de pasar unas pocas semanas desde el comienzo de la Guerra Civil española. "Dos cazas perseguían a un avión, sonaban las ametralladoras, de repente el avión comenzó a dar vueltas y se estrelló a lo lejos", indica Aurelio, vecino de Valliniello y uno de los informantes del historiador castrillonense Pablo Martínez Corral, que lleva más de una década investigando la guerra civil y la represión franquista en Asturias.

Para el investigador, la Guerra Civil podría calificarse de un conflicto "moderno", dados los medios utilizados y la generalización del uso de armas automáticas de artillería moderna y de artilugios blindados. "Y sobre todo de la aviación, un arma que será decisiva a la hora de entender el resultado de la contienda como después lo será durante la Segunda Guerra Mundial", explica.

Ambos bandos, sublevados y nacionales, utilizaron los aviones que tenían en su poder para que la guerra también se batiera en el aire. Y entonces comienza la batalla por el control del espacio aéreo en Asturias. Una de las partes más importantes dentro de esa "nueva arma" que eran los aviones eran los aeródromos. Tras el golpe de Estado del 18 de julio de 1936, la Asturias controlada aún por las tropas republicanas inutilizan el aeródromo de Llanera teniendo en cuenta que estaba muy próximo al frente del Nalón. Esa cuestión traerá consigo la búsqueda de otros emplazamientos más seguros. Fue entonces cuando los mandos deciden habilitar el principal "aeródromo rojo" en Carreño, que a juicio del historiador castrillonense, es uno de los vestigios más olvidados de la guerra civil en la zona central asturiana.

Los republicanos buscaban un lugar en el centro de Asturias y próximo a la costa para apoyar a las milicias que, por aquel entonces, concentraban todo su esfuerzo en la defensa de Oviedo ante el avance de las tropas franquistas. A finales de este mes hace ochenta años, se construye un aeródromo en una zona llana ubicada en la falda del monte Areo, en la parroquia de El Valle. Según las investigaciones de Martínez Corral ayudado por Pablo Alcántara, también historiador, la pista ocupaba la actual zona de las vías del tren a la altura del puente que supera este obstáculo para el tráfico rodado. "Cerca había un polvorín, un edificio anexo y un refugio", relatan ambos investigadores.

La pista estaba construida con macadán, una especie de asfalto, y tenía una extensión de 42 por 600 metros. El firme facilitaba el aterrizaje de los aviones y evitaba las inundaciones. Por establecer un símil con los años setenta, fue como el hormigón que soporta el denso tráfico de la autopista entre Avilés, Oviedo y Gijón. "El aeródromo de Carreño contaba con barracones, talleres para los mecánicos, refugios y una dotación de armas anteareas", abundan los historiadores que se detienen, por momentos, en hablar del constante tránsito de aviones por las pistas locales.

Hablan del "Foker VII", popularmente conocido como "Negus", también de los "Polikartov" rusos e incluso un bombardero francés de nombre "Potez 54". "La escasez de aviadores fue subsanada con pilotos llegados de otras naciones, como es el caso del búlgaro Sanoov Caroll, quien en su ficha reconocía no conocer nada del idioma español. Pilotos como Carroll y alguno que otro rumano fueron alojados en las caserías más próximas al aeródromo", matiza Martínez Corral, que junto a Pablo Alcántara están en plena investigación sobre la batalla del aire en Asturias.

Ambos historiadores quisieron recordar uno de los grandes bombardeos que sufrió el aeródromo carreñense el 16 de octubre de 1936 sobre las 12.30 horas. Una escuadrilla de "Junquers 52" seguidos por los aviones italianos "Savoia" arrojaron más de 18 bombas de cincuenta kilogramos y otra de 250. Como consecuencia del bombardeo, hubo varios muertos y decenas de desperfectos.

"Sin embargo, el constante y duro trabajo de los habitantes de los pueblos más próximos a la pista hizo que en varios días el aeródromo estuviese listo para cumplir su misión", destacan los historiadores ,que piden un reconocimiento para aquellos aviadores que lucharon en el aeródromo de Carreño en defensa de la democracia. "Actualmente, los vestigios de lo que fue aquella zona fortificada se pueden observar en un placa colocada en 1997, que hoy en día, está comida por la maleza". Y que es testigo del "heroismo de los aviadores".

Compartir el artículo

stats