Las universidades quieren dar seguridad a los estudiantes y han acordado que, independientemente de que haya o no reválida de Bachillerato (hay trece comunidades en rebeldía contra esta medida de la LOMCE, ya que unas quieren mantener la selectividad y otras amenazan con suprimir la reválida si cambia el Gobierno), se establecerá una prueba de acceso para los estudios superiores con unos criterios similares a los de la eliminada PAU (Prueba de Acceso a la Universidad), con el fin de garantizar la igualdad de oportunidades y el distrito único. El acuerdo ha sido tomado por los vicerrectores de Estudiantes del llamado G-9, que agrupa a las instituciones académicas que son las únicas públicas en sus respectivas comunidades (Oviedo, Cantabria, Castilla-La Mancha, Extremadura, Baleares, La Rioja, País Vasco, Navarra y Zaragoza), y será propuesto a la Conferencia de Rectores, para que se aplique en todo el territorio nacional. La decisión se adoptó anteayer miércoles en la Universidad de La Rioja y a la reunión acudió la vicerrectora Elisa Miguélez.

La medida, indican las universidades del G-9, pretende "asegurar la movilidad de estudiantes en todo el territorio". En líneas generales, "el proceso de admisión mostrará continuidad respecto al sistema anterior". Concretamente, habrá una sola prueba para la admisión, que será organizada en cada comunidad y permitirá mantener la estructura de calificaciones de la PAU.

Así, en la nota de acceso -hasta un máximo de 10 puntos- la media aritmética de las calificaciones obtenidas en los dos cursos de Bachillerato supondrá un 60 por ciento de la nota, y el 40 por ciento restante provendrá de la calificación de la prueba que se organice en cada comunidad.

Para obtener los cuatro puntos adicionales de nota específica -exigidos para acceder, por ejemplo, a Medicina- se mantienen esencialmente las mismas ponderaciones que en cursos anteriores, aunque incorporando las nuevas asignaturas de 2º de Bachillerato. En cualquier caso, el acuerdo asegura que todos los alumnos tendrán la posibilidad de obtener la calificación máxima de 14 puntos con las calificaciones de materias troncales generales y troncales de opción.

Añaden las universidades del G-9 que, "con esto, se garantiza la igualdad de oportunidades para todos los alumnos que quieran acceder a la universidad independientemente de la oferta actual de los centros educativos y de la casuística de cada comunidad autónoma". El acuerdo establece unos criterios comunes de acceso con el fin de respetar la igualdad independientemente de la comunidad de procedencia.

El pasado mes de julio, en una reunión de los rectores del G-9 en Oviedo, se anunció como inminente una modificación de la LOMCE para equiparar las reválidas a las pruebas de selectividad, solo pendiente de un dictamen del Consejo de Estado. El 29 de julio, el Consejo de Ministros aprobó el decreto que regula las reválidas, de forma que la de bachillerato funcionará este primer curso como la selectividad, pero desde el año siguiente también se necesitará para obtener el bachiller. La prueba será muy parecida a la selectividad, pero cada comunidad establecerá las preguntas que considere oportunas. Hay institutos que se oponen a la reválida, al considerar que no se da opciones a los alumnos que puedan suspender.

El Consejo de Estado se mostró luego muy crítico con las reválidas, al considerar que no han sido consensuadas y que facilitan que se pueda obtener el Bachillerato con dos asignaturas pendientes.