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Más sonrisas, menos lágrimas

Dieciocho mil alumnos retornan a las aulas en Gijón con división de opiniones sobre las ventajas de la vuelta al colegio

Más sonrisas, menos lágrimas

La vuelta al cole en Gijón tuvo entre sus principales protagonistas, los niños y niñas, división de opiniones ante fecha tan señalada en sus calendarios. 18.000 alumnos del segundo ciclo de Infantil (de 3 a 6 años) y de Primarias dieron distintas versiones sobre el volver a empezar. De cualquier forma, hubo más sonrisas que lágrimas.

Unos, los más, encantados de encontrarse con sus compañeros de pupitre y con los profesores. Otros, los menos, sin mucho entusiasmo de volver a cargar con la mochila y los libros y anhelando los buenos ratos del verano. "Estoy contenta por saber nuevas cosas, por conocer a mis profesores y estar con mis compañeros y también porque me gusta venir en bici", respondió, casco de ciclista en mano, Amalia Fernández, de ocho años, a su salida de clase en el colegio Honesto Batalón de Cimavilla al ser cuestionada por si estaba contenta con la vuelta al cole. Una pregunta que Serigne Lo, también de ocho años, respondió de todas las formas posibles. "Sí, bueno, no. Na, no", apuntó poco antes de salir corriendo al patio del centro para jugar con su amigo Ángel Robla.

Todos ellos entraron tranquilos, poco a poco y con visibles muestras de sueño en sus caras. Con el devenir de las horas en el aula se fueron animando fruto del buen hacer de uno de los pocos centros educativos que ha tenido excedente de oferta. El Honesto Batalón, dirigido ahora por Alberto Muñiz, cuenta con casi cien alumnos y hace apenas unos años tenía 40, y antes estuvo a punto de cerrar. Ahora es muy demandado porque "es una gran familia, que va de boca en boca porque los niños se llevan a casa la felicidad que disfrutan en el colegio", argumenta Muñiz. Unas palabras que comparten los padres y madres, mayoritariamente, que a la salida del primer día de clase esperan las nuevas noticias de cómo se ha desarrollado la jornada y cómo les han tratado los nuevos maestros. "¿Qué habéis hecho hoy?" fue la pregunta más repetida a la salida.

"Este año cambiaron de profe y esperemos que se encuentren bien" explica Ana Fernández que además inicia el curso reivindicativa. "Estoy preocupada por la habitabilidad de la clase, cada vez son más alumnos y se necesita más espacio, corre prisa que acondicionen bien el nuevo aula", apunta. La reclamación de otra madre, Feli Fernández va encaminada a la de un espacio de ocio cubierto para afrontar los días de lluvia. "La pista de Cimadevilla es una prioridad para ellos", asegura. Una opinión compartida también con el director del centro al entender que "si llueve los niños no salen de clase".

Las vivencias de la primera jornada estrenando estuche y libretas fue común en todos los centros de la ciudad. En el Corazón de María, por ejemplo, alumnos de Primaria salieron a la pizarra para leer sus redacciones y compartir con todos los compañeros las vivencias, viajes y experiencias que han disfrutado durante los meses de verano. Una práctica común en todos los centros para arrancar con buen humor. Por otro lado, los más pequeños, de Infantil, dedican el tiempo a los juguetes y actividades de ocio que diseñan sus profesores para hacer más ameno el aprendizaje y el duro regreso a los madrugones.

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