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Los zarpazos de la justicia

Dos personas han sido condenadas por matar osos en la región, una de ellas por acabar con la madre de "Paca" y "Tola"

La justicia asturiana apenas ha dado un par de zarpazos a los cazadores furtivos de osos. Pese a que el número de bajas ha sido muy superior, solo dos personas han sido condenadas hasta ahora por matar plantígrados en la región. Y ambas sentencias tienen más de veinte años. Los últimos acusados que se sentaron en un banquillo por acabar con la vida de un oso, que sigue siendo especie en peligro de extinción, fueron absueltos por falta de pruebas en julio del año pasado.

El primer juicio de la historia de Asturias por la muerte de un oso se celebró en Oviedo en el mes de junio de 1991. Dos cazadores de Cangas del Narcea se enfrentaron a seis meses de arresto y a una multa de tres millones pesetas (18.000 euros), acusados de acabar con la vida de una osa en el interior del parque natural de Somiedo el 9 de junio de 1991. Al día siguiente, una persona que mantuvo su identidad en el anonimato entregó al Fondo para la Protección de Animales Salvajes (Fapas) dos oseznas vivas de apenas cinco meses de edad. Poco tardarían en hacerse famosas. Eran "Paca" y "Tola".

Los dos cazadores fueron detenidos en una operación en la que se recuperaron urogallos, rebecos, jabalíes y la piel de una osa, ejemplar este último que presentaba un disparo en un ojo y que era la madre de los esbardos entregados al Fapas. Los acusados basaron su defensa en que "alguien" les había metido la piel de la osa "en casa". La sentencia emitida a mediados de julio de 1991 absolvió por falta de pruebas a los dos cangueses. Sin embargo, la Audiencia Provincial revocó parcialmente el fallo inicial del Juzgado de lo Penal número 3 de Oviedo. Mantuvo la absolución para uno de los procesados, pero no así para el otro, al que consideró responsable de un delito contra la ley de Caza, penado con tres meses de arresto mayor, una multa de tres millones de pesetas y la prohibición de renovar la licencia de caza durante un periodo de cuatro años.

La sentencia de la Audiencia Provincial tenía carácter histórico, ya que era la primera condenatoria que se dictaba en toda España por la muerte de un plantígrado.

La otra condena judicial por acabar con la vida de osos en la región es de 1994. Un albañil somedano fue castigado con cuatro meses de arresto y seis millones de pesetas (36.000 euros) por dar muerte a dos plantígrados en el parque natural de Somiedo en una fecha sin determinar de finales de 1990. Los agentes de la Guardia Civil encargados del caso localizaron en su casa de Villaux dos pieles de oso, mientras que en un domicilio de Oviedo en el que residía temporalmente se encontraron dos garras de plantígrado utilizadas como adorno. El hombre, que llegó a ingresar en prisión provisional, aseguró que las pieles correspondían a dos ejemplares que su padre había abatido veinte años antes. No convenció ni al fiscal ni al juez.

El siguiente juicio por la muerte de un oso en Asturias se celebró dos décadas después. Dos hombres -uno de ellos guarda de coto- se sentaron en el banquillo en el mes de junio de 2015 por la muerte de un plantígrado en Porley (Cangas del Narcea), que había quedado atrapado en un lazo de acero. El juzgado de lo Penal número dos de Oviedo decidió su absolución al entender que no existían "indicios suficientes" pata la condena y que había "otras hipótesis" sobre quién puso los lazos en el monte.

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