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Afronta 27 años por acuchillar en Oviedo a su expareja y a la mujer que la acogía

El acusado llegó a amenazar con un destornillador a su hija autista de 8 años, antes de ser desarmado por un vecino, un exmilitar dominicano

El exmilitar dominicano que desarmó al acusado. L. Á. V.

Una auténtica orgía de sangre. El 24 de mayo del año pasado, Juan Ramón S. V. irrumpió en la vivienda en la que residía su expareja y su hija autista de ocho años, acogidas por una mujer, en la calle Llano Ponte de Oviedo, y apuñaló a las dos adultas con la intención de matarlas, siempre según el relato del ministerio público. Un vecino, exmilitar dominicano, pudo entrar en la vivienda y desarmó al agresor, que estaba amenazando con clavarle un destornillador en el cuello a su hija. El hombre estaba frustrado porque su expareja se negaba a volver con él, y culpaba a la mujer que la tenía acogida. Será juzgado en la Audiencia el próximo día 28 por dos delitos de asesinato en grado de tentativa, y un tercero de amenazas. El ministerio público solicita penas que suman 27 años de prisión.

Según el relato del fiscal, Juan Ramón S. V. tuvo una relación de pareja con M. P. V., fruto de la cual nació en 2007 la hija de ambos. En junio de 2013 finalizó la relación, tras la interposición por parte de la mujer de una denuncia por malos tratos. En marzo del año pasado cesó la orden de prohibición impuesta al hombre de aproximarse a su exmujer. "Desde entonces, el procesado trata de convencerla para reanudar la relación, llamándola repetidamente, insistiendo en su deseo de volver a estar juntos, pese a la negativa clara y expresa de M. P. V., quien le hizo saber que el único contacto que tendrían sería el relativo a la hija de ambos", indica el fiscal.

La mujer tenía otorgada la custodia de la niña, que Juan Ramón S. V. podía visitar. El día de los hechos, sobre las ocho, el hombre devolvió a la niña a a su madre, tras pasar con ella el fin de semana. La mujer recogió a la niña en el portal, la subió a casa y volvió a bajar. El hombre le pidió entonces que retirara unas denuncias interpuestas por impago de la pensión, e insistió en ver a la mujer que tenía acogida a su expareja, a la que culpaba de que ella no volviese con él. Su exmujer se dio la vuelta y se dirigió al ascensor. Según el fiscal, el hombre sacó de una bolsa de plástico un destornillador y sin mediar palabra se lo clavó a la mujer en la parte posterior del pecho. "Esto es lo que tú querías", le dijo el hombre, y tras quitarle las llaves de la vivienda, la obligó a subir, mientras le decía que quería hablar con la dueña del piso.

Una vez arriba, el hombre la obligó a entrar empujándola y arrinconó a las dos adultas y a la niña en la cocina. A la mujer que las tenía cogidas le dijo: "No me quiere escuchar por las buenas, me va a escuchar por las malas", y comenzó a clavarle el destornillador, "cuya punta había sido modificada a modo de punzón o estilete". Su exmujer le pidió que parase, pero el hombre sacó un cuchillo de la bolsa y comenzó a clavárselo repetidamente. Durante el ataque, las mujeres suplicaron que por lo menos sacase de la cocina a la niña, que no paraba de gritar y llorar, para que no viese cómo las mataba.

Luego, volvió a coger el destornillador, pero esta vez para clavárselo a sí mismo, diciendo que se iba a suicidar. La propietaria de la vivienda logró salir, lo que permitió entrar a un vecino, exmilitar dominicano, en la vivienda. El acusado tenía cogida por el hombro a su exmujer, mientras con el otro brazo amenazaba con clavar el destornillador a su hija en el cuello. El exmilitar logró desarmar al hombre y retenerlo hasta la llegada de la Policía.

Las dos mujeres sufrieron múltiples lesiones, que les hubiesen causado la muerte de no haber recibido pronta asistencia. Les afectaron sobre todo al pecho, aunque también había lesiones de defensa. A la propietaria del piso la apuñaló también en la cabeza y el cuello, donde tenía una herida de casi cinco centímetros. La niña sufrió un trauma psíquico que provocó una crisis con fiebre, convulsiones y estrés. El fiscal pide que el acusado, defendido por Iván López Cascallana, pague indemnizaciones por importe de 40.000 euros.

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